(InfoCatólica) Tschugguel explica en el vídeo por qué llevó a cabo su acción. Asegura que llevaba tiempo siguiendo muy de cerca lo que ocurría en Roma en torno al Sínodo para la Amazonia. Entonces tuvo la idea de que lo mejor sería acudir a la propia capital romana al principio del Sínodo para atender a algunas de las ruedas de prensa.
Ya en Roma visitó en diversas ocasiones la iglesia de Santa María en Trasportina, en la cual había dos capillas dispuestas para los participantes y voluntarios del sínodo. Vio entonces los símbolos de la cultura amazónica, entre los que se encontraban las estatuas de las «así llamadas Pachamamas. Los voluntarios nos explicaron que eran un símbolo de la fertilidad, de la Madre Tierra y de la ecología integral».
Esos mismos voluntarios le aseguraron que el sínodo no era tanto sobre cuestiones religiosas sino políticas. Les preguntó si la gente en la Amazonia era bautizada por los misioneros y le respondieron que normalmente no lo hacían porque no formaba parte de su cultura. «Me enfadé mucho», indica Tschugguel.
Otro día fue con un amigo que podía traducirle bien del portugués para así poder obtener más información y tras darse cuenta de todo lo que estaba ocurriendo llegó a la total convicción de que «esto es algo contra el Primer Mandamiento. Esto está mal. Es una diosa de la fertilidad, madre tierra y el primer mandamiento es `Yo soy el Señor tu Dios, no tendrás otros dioses delante de mí y no te arrodillarás ante ninguna imagen´y entonces yo vi la imagen del vídeo de los que se arrodillaron ante esta imagen en particular en los jardines del Vaticano».
Regresó a Austria y tras hablarlo con algunos amigos vieron que debía volver a Roma a sacar las estatuas del templo porque «no pertenecen a la Iglesia Católica».
El día de los hechos llegaron a las 6 y media de la mañana al templo, porque era la hora en que se suponía que abría sus puertas, pero lo encontraron cerrado. Entonces dieron un paseo por los alrededores rezando un rosario y finalmente de sentaron en un banco cerca de la entrada, «y cuando el último Avemaría fue pronunciado se abrieron las puertas del templo». Entraron, miró en las dos capillas para ver dónde estaban las Pachamamas y pudo cargar con cinco de ellas. Salieron en dirección al castillo de Sant Angelo, cerca del cual está el Puente de los Ángeles, desde el cual tiraron las estatuas al río.
En ese momento, dice, no eran conscientes de la repercusión que iba a tener su acción, pero a las dos o tres horas vieron el gran impacto que iba a tener en todo el mundo católico y en el sínodo, porque todos se iban a dar cuenta de lo que de verdad estaba ocurriendo en el sínodo con esos ídolos.
El joven explica que su acción recibió el apoyo de multitud de personas, y que gente fantástica rezó por ellos, algo por lo que está muy agradecido porque «si no rezamos unos por los otros nada funciona».
Ese apoyo le llevó a tomar la decisión de salir a la luz, de hacer pública su identidad para que nadie piense que fue una acción cobarde. Explica también que no quisieron dar la cara entonces porque preferían que la verdadera protagonista de los debates y discusiones fuera la acción y no quién la había llevado a cabo. «Pero ahora, dos semanas después, una semana después de finalizar el sínodo, estamos preparados para mostrarles que hay algunos seglares que nos ponemos en pie, que no aceptamos que cosas como esas ocurran en la Iglesia Católica».
Tschugguel concluye diciendo que ahora están de nuevo en Viena, dispuestos a seguir con su labor y anuncia que en poco tiempo subirán otro vídeo en el que expondrán su parecer sobre lo ocurrido en el Sínodo.