(ACI) El P. Hugo Valdemar, canónigo penitenciario de la Arquidiócesis de México, advirtió recientemente que aquellos clérigos que favorecen la agenda gay, que incluye la aprobación y bendición del mal llamado «matrimonio» gay no actúan como ministros de Dios, sino de Satanás.
En su columna titulada «Nadie nace homosexual», publicada en el diario mexicano ContraRéplica, el P. Valdemar señaló que «pretender justificar lo inmoral de las prácticas homosexuales, buscar la aprobación de falsos derechos como el matrimonio o la adopción de niños, o peor todavía buscar que la unión de las parejas homosexuales sea bendecida, resulta blasfemo y diabólico, y no hay duda que los cardenales, obispos y sacerdotes que pugnan por esto están actuando como ministros del mismo Satanás, pero no de Dios».
El P. Valdemar, que durante 15 años fue vocero de la Arquidiócesis de México, durante el gobierno pastoral del Cardenal Norberto Rivera, se refirió en su artículo a una investigación genética publicada recientemente por la revista Science, que concluye que no existe un gen homosexual.
«La genetista Andrea Ganna, quien dirigió la investigación, dijo que el comportamiento homosexual es resultado, en gran medida, de factores culturales y ambientales», apuntó el sacerdote, que subrayó además que «la seriedad de este estudio echa por tierra muchas de las argumentaciones falaces de los lobbys LGTB, que afirman que el homosexual nace, no se hace».
El sacerdote mexicano indicó que «en la experiencia pastoral, muchas personas con atracción al mismo sexo se acercan buscando orientación y apoyo, son personas que sufren mucho con su condición, que a pesar suyo sienten atracción homosexual, pero que no quisieran tener esa clase de sentimientos».
«En el fondo saben que no son ni humana ni moralmente correctas las prácticas homosexuales, y quisieran ser personas normales y formar familias normales», dijo.
El P. Valdemar lamentó que «en el mundo LGTB se difunde que la Iglesia Católica condena a las personas homosexuales, y que es intolerante e intransigente con ellos, cuando la realidad es muy distinta».
«Quien realmente quiera saber qué dice la Iglesia debe leer con atención los números 2357, 2358 y 2359 del Catecismo, que tratan con gran claridad el tema; en ellos se enseña que las personas con esta tendencia, como cualquier otra, deben ser acogidos con respeto y delicadeza y evitar cualquier manifestación de discriminación», explicó.
«A su vez no deja lugar a dudas sobre la moral cristiana cuando dice que: Apoyados en la Sagrada Escritura, la Tradición ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados, no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual y por lo tanto no pueden recibir aprobación en ningún caso».
El canónigo penitenciario de la Arquidiócesis de México remarcó luego que «las personas con atracción homosexual, continúa el Catecismo, están llamadas a la castidad y mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y de la gracia sacramental, pueden y deben buscar la perfección cristiana».
El sacerdote destacó que «el mayor bien que se le puede hacer a una persona con atracción homosexual es tratarla con respeto y a la vez hacerle ver cuál es la verdad y ayudarla a superar su condición mediante terapias serias y adecuadas, el acompañamiento con la oración y la frecuencia en el sacramento de la confesión».