(RELIGION Confidencial) El cardenal Mauro Piacenza ha explicado a Vatican News la Nota de la Penitenciaría Apostólica sobre el secreto de confesión, la importancia del fuero interno y la inviolabilidad del sigilo sacramental. «El sacerdote no es el maestro de la confesión, sino que actúa en nombre de Dios». «Ninguna acción política o iniciativa legislativa puede forzar la inviolabilidad del sigilo sacramental», ha manifestado.
El Cardenal Piacenza recuerda las palabras del Papa Francisco hablando del sacramento de la Reconciliación, el pasado 29 de marzo, quien afirmó: «El penitente debe tener la certeza, en todo momento, de que la conversación sacramental permanecerá en el secreto de la confesión, entre su propia conciencia, que se abre a la gracia de Dios, y la necesaria mediación del sacerdote. El sigilo sacramental es indispensable y ningún poder humano tiene jurisdicción sobre él, ni puede reclamarlo».
Línea roja
Al respecto, canonistas españoles consultados por Religión Confidencial aplauden esta iniciativa y afirman: «El secreto de confesión es una línea roja».
Las mismas fuentes explican que esta Nota de la Penitenciaria Apostólica ha sido necesaria porque la Iglesia está muy preocupada por las distintas legislaciones civiles que pretenden romper con esta norma de la Iglesia. «Iremos a la cárcel pero no podemos romper el sigilo sacramental», afirman los sacerdotes canonistas consultados por RC.
Así mismo, recuerdan que los 2 niveles máximos de secreto profesional se dan entre los abogados, obligados a no revelar la información de sus clientes, y los ministros religiosos, ya sean clérigos, sacerdotes, o monjas.
Otra cosa es lo que ocurre fuera del sacramento de la Penitencia. «Cuando una persona me cuenta algo y me dice: esto es como si fuera secreto de confesión, le tenemos que decir que hay una diferencia. Si tenemos conocimiento de algún hecho delictivo, como es un abuso a menores, el sacerdote o clérigo tiene que realizar un juicio moral personal y discernir cuál es el mal mayor: o romper la confidencialidad y transmitirlo a las autoridades, o respetar esa confidencia y permitir que se siga cometiendo ese delito», explican.
En cuánto a lo que pueden opinar algunas instancias judiciales sobre si el sacerdote está encubriendo un abuso a menores por no revelar el secreto de confesión, las fuentes consultadas por RC matizan: «La Iglesia ha encubierto cuando conocía estos abusos por otras vías que no fuera la confesión».
En esta línea, la Santa Sede está insistiendo a los clérigos y religiosos, o profesores de religión, en comunicar a las autoridades si tienen el conocimiento de que se está produciendo algún tipo de abuso sexual, siempre y cuando ese conocimiento se produzca fuera del sacramento de la penitencia.
Lo que les parece ir en contra de la libertad religiosa es lo que pretenden algunas leyes propuestas en Estados Unidos incluso en España, las cuales instan a denunciar cualquier sospecha de abuso, medida demasiado discriminatoria y poco acertada, que además podría provocar denuncias falsas contra personas inocentes.