(ZENIT) Ayer, 1 de junio de 2019, antes de impartir la bendición final de la celebración de la Santa Misa en Sumuleu Ciuc, el Arzobispo de Alba Iulia, Monseñor György-Miklós Jakubínyi, ha dirigido unas palabras de agradecimiento al Santo Padre.
La promesa de Juan Pablo II
En su mensaje, el arzobispo ha recordado la visita de Juan Pablo II en 1999, quien solo pudo visitar la capital, Bucarest. El entonces Papa lamentó no haber acudido a Transilvania, donde viven la mayoría de los fieles católicos de Rumanía, pero prometió que, si regresaba al país, los visitaría.
El prelado ha manifestado su alegría porque, 20 años después, hoy, el Papa Francisco ha podido cumplir dicha promesa. La asamblea ha manifestado también su gozo con un aplauso improvisado.
Saludo de la comunidad católica
Monseñor György-Miklós Jakubínyi ha transmitido el saludo de los fieles y los obispos de las 4 diócesis católicas de Transilvania (Alba Iulia, Oradea Mare, Satu Mare y Timișoara), que poseen una mayoría de población húngara-sícula.
Finalmente, el prelado ha pedido al Papa que les ayude a insertarse más en la «corriente de la vida de la Iglesia» y le ha dado las gracias por pedir a la Virgen de Sumuleu Ciuc / Csíksomlyó (el nombre del lugar en húngaro) que les bendiga.
Regalos
Además de la rosa de oro para la Virgen Auxiliadora de Sumuleu Ciuc, el Papa ha hecho entrega de un cáliz a Monseñor György-Miklós Jakubínyi. Este último, por su parte, ha regalado un cuadro al Santo Padre.
El Papa Francisco ha ofrecido a la Casa Archidiocesana «Jakab Antal Ház» de Sumuleu Ciuc un cuadro del Sagrado Corazón de Jesús de madera.