(Carlistas.org/InfoCatolica) Entrevista al secreatrio general de la Comunión Tradicionalista Carlista, Javier Garisoain:
—¿Qué primera valoración hace de estas elecciones europeas una vez conocidos los resultados?
En la «gran política», la que podríamos definir como la política «de los cientos de miles» se constata que a pesar de la abstención de la mitad del electorado estamos ante un un sistema bipartidista, opaco, tremendamente cerrado, que convierte la misma idea de democracia en un engaño. Todos los mensajes de PP y PSOE se simplifican al máximo y se reducen a colores, gestos y lemas de campaña diferentes en apariencia, pero que en realidad ocultan una misma manera de entender España, Europa, la política y un mismo modelo de sociedad.
—¿Y en cuanto a los pequeños partidos? ¿Qué le parecen los resultados de grupos como AES, Libertas, PFyV, SAIn...?
Partidos como estos son los representantes de la política que yo llamo «de los miles» porque a duras penas juntan cada uno unos pocos miles de apoyos. Todos ellos -tal como desde nuestra propia experiencia venimos advirtiendo hace mucho tiempo- se encuentran una y otra vez con la dificultad enorme de romper el bipartidismo. Unos utilizan las elecciones como medio «barato» de hacer propaganda. Otros, los menos, aspiran sinceramente a alcanzar representación pero quedan tan lejos de conseguirlo que se desaniman y agotan en el esfuerzo.
—¿Y cuál sería entonces la solución para que los partidos que defienden los principios no negociables pudieran entrar en las instituciones según su punto de vista?
En política no existen soluciones mágicas ni recetas infalibles. Sin embargo nosotros, desde la autoridad moral que nos proporciona nuestra dilatada experiencia, estamos cada vez más convencidos de que para conseguir que al menos los «principios no negociables» estén bien representados no hay más remedio que establecer alianzas electorales ambiciosas que sean capaces de arrancar (a la abstención y al PP principalmente) los varios cientos de miles de votos necesarios.
—Algunos rechazan este planteamiento porque dicen que se trataría de una alianza «confesional» o que comprometería a la Iglesia.
Lo que de verdad compromete a la Iglesia -y de paso escandaliza a los no creyentes- es que los católicos no actúen en política con coherencia. Que digan en el templo «Dios es el Señor» y luego lo desmientan en la vida pública. Que sean capaces de militar en partidos en los que tienen que permanecer callados o negociar con lo no-negociable. Que acepten ir incluidos en candidaturas en compañía de políticos abortistas, o anti-familia, o enemigos de la libertad. ¿Por qué tiene que resultar tan extraño que un grupo de políticos, vengan de donde vengan, respetándose unos a otros, y sin renunciar a mantener cada uno su personalidad e ideario íntegro, se comprometan juntos en la defensa de unos valores mínimos? La Plataforma por los Principios No Negociables que nosotros y otros grupos como AES hemos planteado o estaríamos dispuestos a apoyar se limita a proponer unos mínimos no-negociables para articular una alianza electoral en torno a ellos. Nada más y nada menos.