(Aica) El acto se llevó a cabo el 25 de abril en la catedral castrense Stella Maris, del barrio porteño de Retiro.
Cumplidos los pasos procesales que las normas determinan y sin objeciones sobre el proceso ni sobre su clausura, monseñor Olivera expresó: «Que el procedimiento instructorio sobre la presente curación milagrosa atribuida al Siervo de Dios Enrique Shaw se clausure definitivamente».
En ese marco, el prelado indicó que «íntegros y auténticos el original como las dos copias de las actas que se envían a la Congregación para las Causas de los Santos» y dispuso: «Que sean entregados al señor Promotor, previos juramentos de rigor».
Luego de los juramentos, el obispo dispuso que las actas de la sesión de clausura y los juramentos correspondientes, con las respectivas firmas y sellos, se incorporen a las actas originales junto con las dos copias que se envían a Roma. Las actas originales serán guardadas en el archivo de la curia y no se abrirán sin su expreso permiso o de sus sucesores.
Tras la lectura del acta de la sesión de clausura, realizada por el notario actuario, abogado licenciado Carlos Alberto González, monseñor Olivera entregó al portador, doctor Juan Gregorio Navarro Floria, dos cajas con las copias que se dirigirán a Roma. Los documentos serán presentados el próximo 2 de mayo en la Congregación para las Causas de los Santos para iniciar la nueva etapa.
Se trata de un nuevo tiempo de oración que vivirá la comunidad, para transitar este camino de santidad de Enrique Shaw.
La situación remonta a un pensamiento del propio siervo de Dios: «Es necesario trabajar para la santificación de las almas, empezando por la propia». La frase pertenece al libro Enrique Shaw, Notas y apuntes personales, una recopilación de Adolfo Critto, editado por Editorial Claretiana.
Hace 57 años, el 27 de agosto de 1962, Shaw fallecía con apenas 41 años, joven hombre, padre de nueve hijos, quien en su juventud integró la Armada Argentina, donde profundiza su compromiso apostólico.
Fue empresario distinguido por su calidez y compromiso humano, fundador y el primero de los presidentes de ACDE (Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa). Entre tantos logros, hoy su misión sigue creciendo, y el nuevo camino lo lleva a transitar la santidad.
Antes de concluir la ceremonia, monseñor Olivera se dirigió a los presentes: «En la figura del Siervo de Dios Enrique Shaw también señalamos que existe una gran necesidad de contar que hay una infinidad de hombres y mujeres militares buenos y santos», señaló.
«Es providencial que un hombre, que aunque estuvo un tiempo de su vida en la familia militar, fue un efectivo que hizo por su vocación primera esa entrega de toda su vida, aun derramando su sangre como lo es la vocación militar», añadió.
«La profesión militar es la única que los prepara a nuestro hombres para entregar su vida, a dar la sangre por el amor a los hermanos y a la Patria. Enrique Shaw, quien estuvo en la Armada Argentina, donde forjó y profundizó su deseo de santidad, hoy en su nombre también recordamos a tantos hombres de fe», destacó.
«El Siervo de Dios, fue un padre de familia ejemplar, un reconocido obrero empresario, un hombre muy de Dios y que tanta falta nos hace hoy, un empresario con sentido social, quien pensaba en el bien de los obreros, generando trabajo y una vida digna para todos. Por todo esto, es un momento histórico el que vivimos en nuestra diócesis y para la Iglesia argentina. En tal sentido el próximo 2 de mayo, junto a la postuladora, se presentará todo este proceso», anunció.
Finalmente, el prelado expresó su agradecimiento: «Así como lo hice con todos los que han trabajado en el pasado, agradezco a todo el Tribunal Eclesial Castrense, a cada uno de los integrantes, que dispusieron de su tiempo para avanzar, investigar cada uno de los detalles necesarios». Y antes de rezar la oración del siervo de Dios Enrique Shaw e impartir su bendición, pidió, «para Gloria de Dios, para el bien de nuestra Patria, que este modelo de militar, padre de familia, empresario, laico, este hombre de Dios, este testigo del Evangelio, nos ayude a todos, porque nuestra tierra necesita de testigos santos».
Monseñor Olivera pidió a la comunidad castrense rezar por Enrique Shaw, por la beatificación de los Mártires Riojanos y por la visita ad limina a Roma de los obispos argentinos.
