(AsiaNews) Este jueves 18 de abril se concluyó, con la celebración de la misa crismal –o Misa Krisma, en indonesio- un retiro espiritual que convocó, en Bandungan (Java Central), a 418 sacerdotes al servicio de la arquidiócesis de Semarang: jesuitas, franciscanos, padres del Sagrado Corazón de Jesús y curas diocesanos.
«Los facilitadores del retiro fueron el actual superior provincial de los jesuitas, el Pbro. Petrus Sunu Hardiyanto, y su anciano hermano de la orden, el Pbro. Priyono Marwan, que en el pasado ocupó su mismo rol», cuenta a AsiaNews Mons. Robertus Rubiyatmoko, el arzobispo de Semarang. «Ofrecimos puntos para el debate y la reflexión, sobre importantes temas –agrega el prelado-: por ejemplo, cómo ejercitar el espíritu de colegialidad en la vida comunitaria religiosa y el espíritu de colegialidad sacerdotal».
En la homilía de la misa crismal, Mons. Rubiyatmoko recordó a los presentes el significado del sacerdocio: «Nuestra vocación proviene de Jesús, y es en Él que debemos centrar nuestras vidas», afirmó.
A unos 445 km al este, en la capital, Yakarta, el arzobispo, Mons. Ignatius Suharyo Hardjoatmodjo explicaba a cientos de sacerdotes reunidos en la catedral, la importancia de procurar una vida bendita. «La vida consagrada nos brinda la posibilidad de convertirnos en ̏hombres para los demás˝. Sin embargo, ̏el hombre para los demás˝ tiene que volverse santo, de modo que su vida se vuelva una gran bendición para su prójimo. Vivir una vida consagrada significa ser educados, ofrecer alegría y esperanza además de consuelo y gestos de amistad» afirmó el presidente de la Conferencia Episcopal Indonesia (KWI).
En Pontianak, en la remota provincia de Kalimantan Occidental, el arzobispo, Mons. Agustinus Agus invitó a todos los sacerdotes locales a un retiro de 2 días en la Casa de la Inmaculada, situada a pocos metros de la catedral de San José. Durante su homilía, en el marco de la Misa Krisma, el prelado resaltó ante los sacerdotes y cientos de fieles presentes que «renovar los votos también quiere decir que los curas son hombres frágiles». «A través de esta ceremonia –declaró- ellos piden la gracia de Dios y Su bendición, para que refuerce su vocación».