(Agencias/InfoCatólica) Hoy hay 15.536 jesuitas en el mundo, casi 800 menos que cuando fue nombrado el actual Prepósito General, Arturo Sosa, un 43% de los que había cuando fue elegido el P. Arrupe.
Hace unos días el P. Sosa hizo públicas las las cuatro «preferencias apostólicas universales» que marcarán el rumbo de la Compañía de Jesús durante los próximos diez años. A modo de líneas estratégicas.
Son fruto de dos años de discernimiento de toda la Compañía y se le entregaron al Papa Francisco que tras orar se las devolvió al Prepósito General como Misión del Santo Padre para la Compañía de Jesús: espiritualidad, excluidos, ecología y jóvenes.
El Santo Padre enfatizó que las preferencias apostólicas universales elegidas «están en sintonía con las prioridades apostólicas actuales de la Iglesia expresadas a través del magisterio ordinario del Papa, de los Sínodos y de las Conferencias Episcopales, especialmente de la exhortación Evangelii Gaudium». Lo que se emprendió, añade el Pontífice, fue un «discernimiento dinámico», no un proceso de «biblioteca o laboratorio». La primera preferencia, escribe el Papa en su carta, es fundamental porque presupone como «condición primera la relación del jesuita con el Señor, la vida personal y comunitaria de oración y discernimiento».
Según el P. Sosa, son la respuesta de la Compañía a las necesidades de la Iglesia. En una sociedad marcada por cambios profundos, las preferencias se establecen «a través del análisis sociopolítico, la reflexión teológica y pastoral y el discernimiento».
Promover el discernimiento y los ejercicios espirituales
El discernimiento, dijo el Padre Sosa en los últimos días ilustrando las 4 preferencias apostólicas, es una necesidad para la Iglesia. Los ejercicios espirituales, añadió, son un camino preferencial para los jesuitas.
Por medio del discernimiento, nos ponemos en contacto con nuestro ser más profundo, es el espacio donde Dios nos habla. El discernimiento no solo es necesario cuando se deben resolver problemas serios, es un instrumento de lucha para seguir mejor al Señor día a día y hora a hora.
Caminar con los excluidos
Caminar con los descartados, dijo el Padre Sosa, significa acercarse al mundo de los pobres, ir a los suburbios, ir al encuentro de la gente. Queremos tomar un camino, añadió, para promover la justicia social. Queremos promover el cambio en las estructuras económicas, políticas y sociales que causan injusticia. Queremos eliminar el flagelo del abuso de la vida de la Iglesia y de la sociedad. Un drama, recordó el Padre Sosa, que se declina en varias formas, incluyendo el abuso sexual y el abuso de poder.
Acompañar a los jóvenes
Caminar con los jóvenes también significa mirar el mundo desde su perspectiva. Los jóvenes, subrayó el preboste general de los jesuitas, pueden ayudar a comprender los cambios en la sociedad, a comprender el sentido de una nueva cultura. Por lo tanto, debemos «abrir espacios para los jóvenes, para su creatividad». El Padre Sosa también indicó otra prioridad: debemos aprender de los jóvenes.
Cuidar la casa común
La cuarta preferencia se refiere a la casa común. Debemos tratar, dijo el Padre Sosa, de participar en acciones urgentes que puedan frenar y detener el deterioro del medio ambiente. También hay que buscar fórmulas alternativas. Para responder a estas preferencias, dijo el jefe de los jesuitas, un gran desafío es el de la colaboración. La colaboración es, concluyó, un punto fuerte de nuestra acción.