(AICA/InfoCatólica) El arzobispo emérito de La Plata, monseñor Héctor Aguer, aseguró que el cristiano tiene que darse cuenta de que estamos viviendo en un mundo anticristiano que fomenta los comportamientos anticristianos, y los Mandamientos de la Ley de Dios nos recuerdan el esfuerzo que tenemos que hacer para vivir en la gracia de Dios y alcanzar la salvación. Lo dijo en su reflexión semanal en el programa Claves para un Mundo Mejor, emitido por el canal 9 de TV el sábado 9 de febrero.
Comenzó explicando que «existe una corriente en la teología moral que se detiene en su dimensión trascendental, es decir que la moral se reduciría a este mandato: hay que hacer el bien y evitar el mal, hay que ser buenos y no hacer mal a nadie. Los que piensan así repudian el hecho de que de los diez Mandamientos, siete están formulados de manera negativa, donde Dios nos prohíbe hacer esto o aquello. Así está en la Sagrada Escritura, en el Antiguo Testamento y también en el Sermón de la Montaña porque Jesús comenta los Mandamientos en ese momento y no sólo los comenta sino que los agrava, los profundiza, los hace más serios, los hace más exigentes todavía».
«Quienes piensan así se plantean: ¿cómo Dios que es tan bueno nos prohíbe hacer cosas? Y sí, es así». Y puso como ejemplo el Sexto Mandamiento que en el Antiguo Testamento dice: «no cometerás adulterio», pero luego Jesús dice: «el que mira a una mujer deseándola ya cometió adulterio en su corazón», es decir que va »a un plano de mayor intensidad, de mayor exigencia«.
Hablando del Sexto Mandamiento, monseñor Aguer preguntó a los televidentes que lo siguen todos los sábados: «¿Hace mucho que no escuchan una homilía sobre la fornicación o la castidad o el Sexto Mandamiento? Más aún: ¿Alguna vez escucharon una homilía sobre ese tema?, porque a veces uno tiene la impresión de que de eso no se habla. Y de eso no se habla precisamente ahora que es cuando habría que hablar porque allí se juega un aspecto importante de la vida cristiana».
Y aclaró: «Yo no voy a decir que la castidad es la mayor de todas las virtudes, porque la mayor de las virtudes es la caridad. No voy a decir que el Sexto Mandamiento es el más importante de los mandamientos, pero es un Mandamiento de la Ley de Dios».
«Uno ve -continuó reflexionando- que toda la cultura vigente es una cultura fornicaria. La televisión, los entreveros de algunos artistas, los de las modelos con los futbolistas y todo eso parece que estuviera bien. Ya no se habla de matrimonio ni de marido y mujer, de esposo y esposa, sino que se habla de parejas, de exparejas. Vemos que tantos femicidios que ocurren, que son terribles, la mayoría son cometidos por exparejas. Vemos los chicos por acá y por allá tironeados por la mamá, tironeados por el papá y vemos cómo se destruyó la familia y se puso de moda, digamos así, el pecado contra el Sexto Mandamiento como si eso no importara nada».
Virtud de la castidad
«Acá se juega algo muy grave, porque nosotros sabemos muy bien que la castidad es una virtud fundamental para sostener las otras virtudes. No se sostienen las otras virtudes en un hombre destemplado. Aristóteles decía que el pecado contra la castidad, la incontinencia, es algo que desarma toda la persona y contradice el carácter adulto del comportamiento humano».
«La desgracia está aquí en que los chicos y chicas adolescentes se inician sexualmente a una edad en que no están en condiciones de hacerlo, porque sabemos muy bien por la antropología cristiana que el comportamiento sexual se justifica plenamente en el matrimonio donde tiene un doble significado: el unitivo, para mostrar el amor entre los esposos y el procreativo, para la comunicación y la transmisión de la vida. Vemos chicas de 12 o 13 años, que quedan embarazadas y chicos que no se hacen responsables de eso. ¿Pueden hacerse responsables de eso? Esto comienza en las tabletas, comienza en la televisión, comienza en el ambiente que favorece todas estas cosas».
«El cristiano -expresó el prelado en la última parte de sus reflexiones- tiene que darse cuenta de que estamos viviendo en un mundo anticristiano que fomenta los comportamientos anticristianos. Y los Mandamientos de la Ley de Dios nos recuerdan el esfuerzo que tenemos que hacer para vivir en la gracia de Dios y alcanzar la salvación«.
«Quiero insistir en esto precisamente porque de esto no se habla, y sin embargo hay que hablar. Algunos critican y dicen que la Iglesia en el siglo XIX de lo único que se ocupaba era del Sexto Mandamiento y no de la justicia. Puede ser, pero ahora se ocupa de la justicia pero no se ocupa del Sexto Mandamiento. Y los Mandamientos son diez. Jesús dijo que «el que me ama cumple los Mandamientos», o sea que el que cumple los Mandamientos es el que lo ama. Por eso no pongamos el amor de Dios al hacer lo que nos da la gana», concluyó.