(AsiaNews/Agencias) El presidente filipino Rodrigo Duterte ha arremetido nuevamente contra la cúpula de la Iglesia católica: al referirse a sus autoridades, las llamó «inútiles» por haber criticado a su administración e invitó a los fieles a matarlos.
«A sus obispos... mátenlos. Estos s****** no sirven para nada. Lo único que saben hacer es criticar», afirmó el presidente. En un discurso pronunciado ayer al margen de la ceremonia de premiación de los mejores trabajadores filipinos en el exterior (OFW), Duterte declaró que la Iglesia católica es la institución más hipócrita y que la mayoría de los sacerdotes es homosexual. «La mayor parte de los curas es gay, casi el 90% de ellos, así que no insistan en reclamarme moralidad», dijo.
Como ya sucedió en el pasado, la Conferencia Episcopal de las Filipinas (CBCP) ha decidido no responder a las provocaciones de Duterte. Más allá de estas últimas declaraciones, los obispos en más de una oportunidad han expresado la voluntad de que las relaciones entre Iglesia y Estado se caractericen por la colaboración en pos del desarrollo social y el bien de la nación. «No queremos arrojar leña al fuego, nuestros comentarios sólo podrían exacerbar la cuestión», declaró hoy el Pbro. Jerome Seciliano, secretario ejecutivo del Comité permanente de Asuntos públicos de la CBCP.
En varias ocasiones, Duterte ha criticado públicamente a la Iglesia utilizando un tono violento y a menudo vulgar. Desde su elección, obispos y sacerdotes han censurado algunas políticas de gobierno. Entre ellas, la sangrienta guerra contra la droga, que ha causado cerca de 5.000 muertes oficiales y la imposición de la ley marcial en Mindanao, en el sur del país.
Los exabruptos del presidente han generado indignación en gran parte de la población. A causa de ello, Duterte se ha ganado duras acusaciones de blasfemia. No sólo de parte de los católicos, sino también de los protestantes, que han manifestado su irritación por las palabras del presidente contra Dios y la Iglesia. En las Filipinas, la nación asiática con el mayor número de católicos, los cristianos representan cerca del 90% de la población; de casi 105 millones de ciudadanos, 83,6 están en comunión con Roma. A ellos se suman 10 millones de protestantes y cerca de 820.000 fieles de «otras denominaciones cristianas».