(KAI/Gaudium Press) La Iglesia en Polonia celebra cada 15 de octubre el Día del Niño Perdido, una fecha de conmemoración de los infantes fallecidos que incluye a quienes no llegaron a nacer. Con Eucaristías, oraciones, sepulturas simbólicas y actividades pastorales para las familias, diversas diócesis acogen a los padres de familia en su duelo y les transmite esperanza y consuelo.
En Koszalin, las conmemoraciones comenzaron el día 13 de octubre en la Parroquia de San José, con la sepultura de los restos de 104 niños por nacer que fueron dejados en hospital local. Esta iniciativa se realiza desde hace 16 años y ha significado el acceso a ritos funerarios a 3123 niños. Un funeral similar se celebró en Szczecinek con las cenizas de 99 infantes, precidido por una Eucaristía especial. Otras ritos y Eucaristías se celebraron en Pila, Slupsk y numerosas localidades.
El Santuario de San José en Czestochowa organizó un Santo Rosario para padres que perdieron a sus hijos, Adoración Eucarística y una conferencia impartida después de la Eucaristía, a cargo de la Hna. Ewa - Joanna Jedrzejak, Presidenta de la Fundación Evangelium Vitae. Otra conferencia, titulada «¿Cómo reconocer el valor de la vida después de la muerte de un niño?», fue impartida en Bielsko-Biala por la madre y escritora Angelika Felka, en una jornada de oración en la parroquia de San José.
En varias ciudades se realizaron actos de oración frente a monumentos a los Niños Perdidos, mientras que en lugares como Darlow, la jornada fue ocasión para recaudar fondos para la construcción de su propio monumento. Varias parroquias aprovecharon la celebración para dar a conocer ministerios de acompañamiento a las familias y las celebraciones periódicas por los menores fallecidos y sus padres.