(Agencias/InfoCatólica) «¿Pero cómo puede ser terapéutico, civil o simplemente humano un acto que suprime la vida inocente e indefensa en su inicio?», preguntó el Papa. Y agregó: «¿Es justo suprimir una vida humana para resolver un problema? ¿Es justo contratar un sicario para resolver un problema? ¡No, no se puede!».
Francisco ha puesto un ejemplo muy común: la llegada de un niño enfermo. Esta situación puede ser dramática –ha explicado– por eso los padres deben ser acompañados y sostenidos para superar sus compresibles miedos. Un niño enfermo, como cualquier persona necesitada y vulnerable, «más que un problema es un don de Dios, que nos puede sacar de nuestro egoísmo y hacernos crecer en el amor».