(Efe) El demandante, Manuel Vega, compareció hoy en una rueda de prensa en Los Ángeles (EE.UU.) junto a su abogado, Jeff Anderson, para explicar la denuncia que presentó el miércoles en un juzgado federal de California.
«Estoy buscando la verdad. De eso va todo esto. Hay secretismo y autocomplacencia y se necesita rendición de cuentas», dijo Vega ante los medios de comunicación.
Pidió, además, que no se minimice la gravedad de estos crímenes, al afirmar que «la gente necesita entender la seriedad de lo que me pasó siendo niño, a mis amigos y a otras víctimas en todo el mundo. Fuimos violados».
«Les vamos a obligar a reaccionar. Desafío al Papa y a todos los obispos y cardenales en Estados Unidos a que actúen», añadió.
Según el texto de la demanda, Vega sufrió abusos cuando era menor entre 1979 y 1984 por parte del cura Fidencio Silva-Flores, perteneciente a la Archidiócesis de Los Ángeles.
Silva-Flores fue acusado en 2003 de 25 delitos de abuso de menores, pero los cargos contra él no prosperaron por haber prescrito.
En julio de 2007, la Archidiócesis de Los Ángeles llegó a un acuerdo con 508 presuntas víctimas de abusos sexuales cuando eran niños por el que la institución religiosa se comprometió a desembolsar 660 millones de dólares.
Esta nueva demanda señala al Vaticano al sostener que los sacerdotes son «empleados» de la Santa Sede, y exige que se hagan públicos los nombres de todos los curas de todo el mundo que hayan cometido abusos sexuales a menores.
También reclama que se den a conocer las identidades de los altos funcionarios y miembros de la cúpula vaticana que fueron cómplices o encubrieron estos crímenes.
«El problema está en lo más alto (de la Iglesia católica) y, hasta que el problema no se aborde en lo más alto, continuará», indicó hoy en un comunicado de prensa el abogado Jeff Anderson.