(LifeSiteNews) El mes pasado, los pro vida celebraron que un proyecto de ley para legalizar el aborto fue rechazado por el Senado de Argentina. Sin embargo, en Guatemala, ni siquiera llegó a votación, ya que la presión de la mayoría pro vida forzó a los grupos de mujeres a abandonar una cláusula que legalizaría el aborto en algunas circunstancias.
Un proyecto de ley patrocinado por el izquierdista partido opositor Convergencia había incluido una cláusula que permitiría a las niñas menores de edad que han sido víctimas de abuso sexual abortar en las primeras 12 semanas.
Defender la vida humana
Guatemala solo permite el aborto cuando la vida de la madre está en riesgo, y se ha opuesto fuertemente a cualquier medida para imponer el aborto generalizado. El año pasado, los militares bloquearon un barco holandés que distribuía píldoras abortivas ilegales, diciendo que defenderían «la vida humana y las leyes de nuestro país».
El domingo 20.000 personas, respaldadas por las iglesias católica y evangélica, tomaron las calles en protesta por la ley y en apoyo de la vida y la familia. Esta oposición feroz obligó a los activistas a retirarse apresuradamente, lo que los llevó a decidir eliminar la cláusula.
Paula Barrios, de Women Transforming the World (un proyecto del Fondo de Población de la ONU, conocido por apoyar el aborto coercitivo y la esterilización involuntaria), dijo a la AFP que «no estamos listos para hablar sobre el aborto en Guatemala».
Lucha en América Latina
Sin la cláusula de aborto, el proyecto de ley, que tiene como objetivo proporcionar apoyo social y educativo para las niñas que quedan embarazadas, es probable que sea aprobado por el Parlamento. También se debatirá un proyecto de ley que, además de endurecer las leyes sobre el aborto, prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo y define a la familia como limitada a un padre, madre e hijos.
La lucha por el derecho a la vida de los no nacidos continúa en América Latina, con propuestas en curso para liberalizar el aborto en Chile y Brasil, pero la victoria en Guatemala y la reciente victoria en Argentina muestran que un esfuerzo pro vida unido puede ser suficiente para defender los derechos del nonato.