(InfoCatólica) Fray Thomas Rosica, religioso basiliano, fue el portavoz de lengua inglesa durante los pasados sínodos de la Familia y trabajó en la oficina de prensa de la Santa Sede hasta el año 2016.
En su artículo «The Ignatian Qualities of the Petrine Ministry of Pope Francis» (Las cualidades ignacianas del ministerio petrino del Papa Francisco), asegura:
«El papa Francisco rompe las tradiciones católicas siempre que quiere, porque está 'libre de afectos desordenados'. De hecho, nuestra Iglesia ha entrado en una nueva fase: con la llegada de este primer papa jesuita, está gobernada abiertamente por una persona y no por la autoridad de la Escritura solamente ni tampoco por sus propios dictados de Tradición más Escritura».
Y sostiene que:
«La Iglesia no existe para dominar la conciencia de las personas, sino para mantenerse humilde ante los fieles que han discernido con oración y a menudo con sufrimiento ante Dios la realidad de sus vidas y situaciones».
Igualmente llega a decir que «(San) Ignacio insistió en la bondad de todos con los que nos encontramos y en un estilo de encuentro que hace que la condena de los que están en el error sea solo el último recurso».
Las palabras del religioso son opuestas a lo indicado por Benedicto XVI cuando era Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En la presentación de la carta apostólica Mulieris dignitatem, el por entonces cardenal Joseph Ratzinger, recordó que:
«...el Papa no es en ningún caso un monarca absoluto, cuya voluntad tenga valor de ley. Él es la voz de la Tradición; y sólo a partir de ella se funda su autoridad».
Es también contrario a la enseñanza del Concilio Vaticano II sobre el papel del Magisterio, lo cual incluye el magisterio papal:
«Este Magisterio, evidentemente, no está sobre la palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando solamente lo que le ha sido confiado, por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo la oye con piedad, la guarda con exactitud y la expone con fidelidad, y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como verdad revelada por Dios que se ha de creer».
(Dei Verbum, 10)