(Catholid Herald) La Asociación Estadounidense de Vírgenes Consagradas ha dicho que está «profundamente decepcionada» por las nuevas reglas emitidas por el Vaticano que parecen decir que las vírgenes consagradas no necesitan ser vírgenes.
El grupo no está de acuerdo con la sección 88 del nuevo documento, que dice: «La llamada a dar testimonio del amor virginal, esponsal y fecundo de la Iglesia a Cristo, no se reduce al signo de la integridad física, y que haber guardado el cuerpo en perfecta continencia o haber vivido ejemplarmente la virtud de la castidad, aunque es de gran importancia en orden al discernimiento, no constituye requisito determinante en ausencia del cual sea imposible admitir a la consagración».
La USACV dijo que era «impactante escuchar a la Madre Iglesia decir que la virginidad física ya no se considera un requisito previo esencial para la consagración a una vida de virginidad».
«Toda la tradición de la Iglesia ha sostenido firmemente que una mujer debe haber recibido el don de la virginidad, es decir, material y formal (física y espiritual), para recibir la consagración de las vírgenes», agregó la asociación.
Dijeron que las nuevas reglas no cambian los praenotanda del Ritual de Consagración de Vírgenes Consagradas , que establece para el caso del Ordo Virginum que «se requiere que nunca hayan celebrado el matrimonio y que no han vivido pública o manifiestamente en un estado contrario a la castidad».
La USACV dice que esto significa que la virginidad es un requisito mínimo para la consagración, y añaden que hay «algunas violaciones atroces de la castidad» que, aunque no violan la virginidad, descalifican a las mujeres de recibir la consagración.
La Congregación para la Vida Consagrada e Institutos de Vida Secular emitió el documento titulado Ecclesiae Sponsae Imago la semana pasada después de solicitudes de obispos de todo el mundo para aclarar el papel de las vírgenes consagradas en medio de un aumento en las vocaciones.
Una virgen consagrada es una mujer que nunca se ha casado y que promete la virginidad perpetua y dedicada a Jesucristo esposo su vida a Dios. A diferencia de las religiosas, no vive en una comunidad y lleva una vida secular, cubriendo sus propias necesidades.