(AbcCórdoba/InfoCatólica) El texto se ha aprobado en la versión propuesta por el PSOE, a la que se han sumado Ganemos (Podemos) e IU. PP y Unión Cordobesa han votado en contra y Ciudadanos había presentado un texto alternativo que excluía a los templos del pago de la contribución.
El debate comenzó con la intervención de Jesús García Aragonés, en representación de Córdoba Laica, quien trazó las líneas maestras de la argumentación que luego siguieron Ganemos Córdoba e Izquierda Unida. Lo hizo hablando de la necesidad del Estado de financiarse y por lo tanto de recurrir a que los templos también contribuyan con el pago de un impuesto.
La extrema izquierda apela a la libertad de mercado
Por parte de Ganemos Córdoba, el concejal Francisco Molina admitió que los de la libertad de mercado no eran sus principios, pero sí estimó que el hecho de que la Iglesia «tenga el privilegio» de que sus templos no paguen el IBI atenta contra ella y contra la igualdad de reglas para todos los agentes que operan en la economía.
Desprecio absoluto a la labor social de la Iglesia
Más dura se mostró Alba Doblas, de Izquierda Unida, quien despreció la labor social de la Iglesia, que calificó de «careta que oculta otras caretas» a las que sugirió afán de lucro. Acusó a los concejales del PP de «manipuladores» y de haber aprendido eso «en colegios religiosos». No en vano, insistió en la voluntad de la Iglesia de «acumular riquezas».
El concejal socialista Antonio Rojas desvió el tema hacia la necesidad de que todas las religiones contribuyan a este tipo de impuestos.
El portavoz del PP, José María Bellido, ironizó sobre la apelación a la libertad de mercado que habían hecho Ganemos e Izquierda Unida y aseguró que lo liberal es precisamente «pagar menos ipuestos y la claboración público-privada», que es lo que rechazaba la izquierda. Es más, aseguró que si se recaudara el IBI de la Universidad de Córfdoba superaría al de la Iglesia, que se había cuantificado en un millón de euros al año, aunque Bellido rebajó hasta los 600,000.
Bellido justificó su oposición en el fin social de la Iglesia y en el ahorro que la Iglesia hace al Estado. «No compiten con las empresas porque la mayor parte de sus ingresos van para fines de interés social», afirmó.