(Asia News) Daniel representó a los jóvenes de su país en el Pre-Sínodo que se desarrolló en el Vaticano. Licenciado en Medicina, en junio entrará al seminario para iniciar el recorrido de formación sacerdotal. En lo que se refiere a su vocación, afirma que «no podía no dedicar mi vida al Señor. Él me salvó cuando estaba solo, sin amigos, me avergonzaba porque no lograba hablar bien y vivía muy enojado conmigo mismo. Pero luego en 2003 mi mamá me llevó a la iglesia y yo, frente a Cristo eucarístico, puse en él mi confianza y le pedí que me curara. Y sin la ayuda de los médicos, poco a poco recobré el habla».
Daniel cuenta que tiene problemas de logopedia desde mi nacimiento: «No lograba hablar bien y con mi madre me entendía a gestos. A través de una simple seña, ella entendía lo que deseaba. Pero a causa de esta situación no tenía amigos, estaba totalmente sin esperanzas. Me avergonzaba y probaba un gran dolor. Un día fui a la iglesia y escuché una hermosa homilía de un sacerdote. Era antes de Pentecostés y los discípulos estaban solos, pero luego el Espíritu Santo descendió sobre ellos, que estaban reunidos con la Virgen María». En aquel instante, continúa, «advertí que estaba en la misma situación: no tenía amigos, estaba solo y con tanto miedo en el corazón. Me dirigí a Cristo eucarístico y le dije: “Soy un instrumento en tus manos, por favor úsame”. Desde aquel día comencé a mejorar poco a poco. Esto fue un gran milagro para mi vida».
La llamada vocacional «llegó el 2 de diciembre de 2012, mientras me encontraba en una reunión de jóvenes en Dubai en los Emiratos Árabes. Tenía que hablar frente a un público de 300 personas y pude hacer tantos pasos desde cuando ni siquiera podía hablar. Empecé a llorar porque sabía que todo era obra de Cristo. Advertí la gracia de Dios sobre mí y entendí que quería servirlo y ser sacerdote. Mi familia me apoyó en esta decisión, si bien antes me alentaron a terminar los estudios. Ahora, gracias a Dios, soy médico y podré ser un sacerdote al servicio de los enfermos».
El joven es desde hace años miembro activo en el grupo de misioneros laicos. El compromiso le permitió viajar por diversos países asiáticos y encontrarse con jóvenes como él. «Como misionero católico, visité diversas ciudades de Pakistán y fui también a Tailandia, Sri Lanka y también a los Emiratos árabes por un año. Con la ayuda de los obispos, organizamos encuentros de formación bíblica». El motivo, explica, «es que sobre la tierra tenemos 3 tareas: conocer, amar y servir a Dios. Y en la Biblia es donde encontramos las respuestas a nuestras preguntas». Como líder católico, «invito a otros jóvenes a ir a la iglesia, asistir a la misa y reconciliarse con el Señor a través del sacramento de la confesión».
En Pakistán, informa, «la Iglesia es muy activa gracias a la actitud de los obispos, que tienen grandes planes para los jóvenes. Además en 2018 celebramos el Año de La Eucaristía y ponemos la atención sobre 2 aspectos: adoración y confesión». Por cuanto respecta a la predicación del Evangelio, afirma «que en el país es muy fácil gracias a varios canales de televisión que difunden el mensaje cristiano a todas las horas, proyectando la celebración de la misa, las oraciones y los servicios litúrgicos. Espero que los jóvenes se comprometan más dentro de la Iglesia, pero también en los estudios, porque hoy en la sociedad paquistaní faltan figuras profesionales expertos entre los católicos». Al mismo tiempo, concluye refiriéndose a los recientes casos de blasfemia, es necesario estar muy atentos con el uso de las redes sociales. Como católicos paquistaníes, tenemos que respetar al país y a la religión oficial de la nación en la cual vivimos. Debemos respetar a todas las religiones de los otros y pedimos respeto por la nuestra.