(Asia News) En la aldea de Bihabandh, unos delincuentes prendieron fuego una habitación ubicada junto a la sacristía, utilizada como tienda de objetos religiosos. En la parroquia de Salangabahal, poco distante de la primera aldea, los malvivientes devastaron la gruta de la Virgen situada a un costado de la entrada del templo, y tras los destrozos hicieron desaparecer la imagen de la Virgen y rompieron la del Niño Jesús.
Mons. Kishore Kumar Kujur, obispo de la diócesis, denuncia ante AsiaNews:
«Ha sido un ataque premeditado y planificado. Los dos incidentes ocurrieron durante la noche, más o menos a la misma hora. Las parroquias están ubicadas a unos 7-8 km una de otra. Esto es obra del mismo grupo, que está en contra de la comunidad cristiana».
El incidente asume una relevancia particular, tanto por haber sucedido durante un tiempo sagrado como es el Triduo Pascual, como por haberse producido en Orissa, lugar donde en 2008 se llevó a cabo la persecución anti-cristiana más brutal que se recuerde, por mano de grupos radicales hindúes. Mons. John Barwa, arzobispo de Cuttack-Bhubaneshwar, se queja: «No nos esperábamos semejante ataque en un país laico. Se debe poner fin a semejantes episodios de profanación y desacralización, que ofenden nuestro sentimiento religioso».
El arzobispo recuerda que «este año se cumple el décimo aniversario de los hechos de violencia del Kandhamal [el distrito más golpeado por la ferocidad hindú, ndr]. Toda la población de la India puede y debe hacer un esfuerzo en común para permitir que el país avance velozmente, apoyando los requisitos laicos de la India». «La libertad religiosa – continúa – y la de profesar en libertad el propio credo deben ser respetadas y defendidas. La dignidad humana y la justicia deben prevalecer, incluso en aquellas áreas rurales más pequeñas y remotas de la India. Este tipo de incidentes sólo suman vergüenza y desgracia a nuestro país. No se debe permitir que esto continúe».
El prelado informa que durante la ceremonia del Viernes Santo, «más de 15.000 personas participaron del servicio litúrgico. La devoción y la solemnidad se palpaban en el aire. Satanás se pone muy celoso cuando ve que la fe de nuestro pueblo crece y se fortalece».
Mons. Barwa refiere que en el día de ayer se reunió con el jefe de ministros del Estado y con otros funcionarios de la administración: «Inmediatamente enviaron agentes se seguridad a ambas parroquias. También he pedido a nuestra gente que rece por la paz. Nos volcaremos a la justicia en los tribunales y en todas las formas posibles, por los ciudadanos indios. Rogamos por la paz».