(HO Cádiz) A la inauguración de la exposición acudieron los concejales socialistas Jaime Armario y Claudia Márquez, además de la diputada provincial de Igualdad, Juventud y Educación, Isabel María Moya y de la senadora popular María José de Alba. Se encontraba enmarcada en el Plan municipal contra la homofobia.
Esta exposición enseñaba supuestas conductas homosexuales en el mundo animal, con la excusa de «fomentar los valores de respeto entre el alumnado de infantil y primaria, y evitar así el acoso homofóbico y transfóbico».
HazteOir Cádiz ha hecho un seguimiento de la misma, constatando la nula incidencia de ésta tanto en la población isleña como en los colegios a la que iba dirigida, hacia alumnos a partir de tres años.
El Portavoz de la plataforma pro-familia, Pedro Mejías, ha valorado la misma: «nos llamó la atención esta exposición, que ya ha estado en algunas ciudades andaluzas, por su contenido adoctrinador y su falta de respeto hacia los niños a partir de tres años, a los que va dirigida. Esta exposición confunde a los niños poniendo de modelo conductas animales, supuestamente homosexuales, que son verdaderamente anómalas en zoología, y que pretenden moldear la mente infantil con la excusa buenista de una supuesta inclusión de las personas homosexuales y transexuales».
Y continuó diciendo que «afortunadamente, este despropósito ha sido un fracaso de público, tanto adulto como infantil. Los padres se han movilizado, no se han prestado a este ‘circo’ y se han alertado unos a otros de manera discreta, con el fin de no darle más publicidad gratuita a una exposición que quería enseñar a sus hijos conductas animales, mostrándolas como paradigma a imitar en ellos. Y a niños de tres años. Vemos con esto que el equipo de gobierno municipal de Patricia Cavada ha perdido totalmente el norte y ha dado rienda suelta a su ya dilatada pleitesía hacia lobby LGTBI isleño».
El profesor de Filosofía y Ética y Máster en Ciencias para la Familia por la Universidad de Málaga, afincado en San Fernando, D. Rafael Serrano Molina, ha entrado en el debate declarando que «la sexualidad animal, aún en su multiplicidad, está regida por el instinto de reproducción, que induce a los individuos mamíferos superiores a la unión sexual de macho y hembra. Cualquier relación que pudiera considerarse homosexual es por tanto muy anómala», añadiendo que «desde una perspectiva antropológica, en modo alguno puede tomarse la conducta animal como paradigma de la conducta humana. ¿Se podría acaso aceptar como natural en el hombre la conducta de la «mantis religiosa», que, al parecer en algunos casos devoran a su pareja después del apareamiento? ¿O la lucha a muerte entre varios machos para conseguir una hembra?». Y prosigue: «la sexualidad en la persona humana se eleva sobre la simple sexualidad animal. Es por tanto incomparable y no se puede utilizar como paradigma».