(Asia News) La campaña propone reemplazar las imágenes de Jesús por las de Xi Jinping, para así poder acceder a los fondos que el Partido destina a la lucha contra la pobreza. Una práctica que evoca nuevamente los tiempos en que se cultivaba la personalidad del presidente Mao Zedong, cuyas fotografías eran omnipresentes en los hogares chinos.
El fin de semana pasado, un perfil de las redes sociales informaba que en la pequeña localidad de Huangjinbu, algunos funcionarios habían visitado a familias cristianas para promover las políticas de gobierno contra la pobreza, para «derretir el duro hielo de su corazón» y «transformarlos, pasando de creer en la religión a creer en el partido». Como resultado, más de 600 habitantes «voluntariamente» retiraron de sus hogares los textos y pinturas religiosas, para reemplazarlos por 453 retratos de Xi. La denuncia fue retirada de las redes sociales, pero la campaña en cuestión ha sido confirmada por los habitantes y por funcionarios locales.
Una persona que reside en otra municipalidad del condado ha declarado que muchas de la familias que retiraron las figuras religiosas lo hicieron porque fueron obligadas a ello: «Todos tienen su credo, y por cierto, no querían quitarlos [se refiere a los símbolos religiosos]. Pero no había salida. Si no aceptan, no les entregan la cuota de fondos para la lucha contra la pobreza».
Qi Yan, jefe del congreso popular de Huangjinbu y responsable del programa de apoyo a la población, niega que las personas hayan sido obligadas, y afirma que el pedido sólo afectaba a la habitación principal de la casa. Qi también refiere que la campaña se está desarrollando desde el mes de marzo, y que la misma propone enseñar a las familias cristianas cuánto ha hecho el Partido para erradicar la pobreza: «Creen que Dios es su salvador… después del trabajo de nuestros funcionarios, se darán cuenta del error, y pensarán: no debemos encomendarnos más a Jesús, sino al Partido».
Situado junto al lago Poyang, el condado de Yugan es conocido por el alto nivel de pobreza y por la gran comunidad cristiana que lo caracteriza: más del 11% del millón de habitantes vive por debajo del umbral de pobreza -que en la China rural es bastante bajo-, mientras que casi el 10% de la población es cristiana. Allí, al igual que en el resto del país, el Partido Comunista trata de contrastar la influencia del cristianismo, que ha ido creciendo rápidamente desde el fin de la Revolución Cultural, hace más de 40 años. Según ciertas estimaciones, en China, el número de cristianos ya habría superado el número de afiliados al Partido, que se calcula en 90 millones.