(SIC) En su homilía, el Primado explicó que no era «una Misa de Difuntos en el 500 aniversario de la muerte del llamado ‘Cardenal de España’, sino de «la celebración de la Eucaristía, memorial de la muerte y resurrección de Cristo, en acción de gracias por este sacerdote excepcional».e
El Arzobispo de Toledo indicó que Cisneros «es un Siervo de Dios, apelativo que da la Iglesia a aquel o aquella cuya causa de canonización ha sido abierta, en este caso en la Archidiócesis de Toledo».
El Primado recordó en su homilía los primeros momentos de fray Francisco Jiménez de Cisneros como fraile franciscano en vida «casi eremítica», y cómo más tarde, ya como confesor de la Reina, pudo «conocer «la talla espiritual de Isabel La Católica y el concepto que tenía de sus responsabilidades de gobierno como un servicio a Dios».
Se refirió también a los años posteriores a la muerte de la Reina y del príncipe don Juan, heredero de los Reyes Católicos, hasta 1517 en que llega a España el rey don Carlos de Gante, Carlos V a partir de 1519. «En esos años de crisis -explicó don Braulio– es la hora de Cisneros, pues a él le tocó esta época de tránsito. Son años críticos para España; lo son también para Europa, en la que el rumbo de la historia puede orientarse hacia varias direcciones y hay que tomar una y dejar otra».
Mons. Braulio Rodríguez por eso quiso dar «gracias a Dios por la vida y la persona de Francisco de Cisneros. Y por tantas cosas que perduran en el tiempo para bien de los hombres y de la Iglesia. Por el bien de España. Por su corazón, consagrado a Dios como franciscano; por su ingente tarea de dedicación a elevar la vida de esta Iglesia de Toledo, sin descanso durante 22 años; por su sabiduría y su ingente tarea educativa, en la cultura, en la preocupación por la Sagrada Escritura, por la Liturgia Romana y Mozárabe-Visigótica; por su servicio a España como estadista moderno, quizás el más perspicaz y progresista que tuvo Europa en su tiempo».
Después recordó que «su ideal de gobierno se basaba, por un parte, en el concepto de Estado como servicio público que debe situarse por encima de las facciones y de los partidos, y por otra, en una monarquía nacional en la que prevaleciera la búsqueda del bien común sobre intereses dinásticos o patrimoniales».
Finalmente quiso invitar a todos a pedir «en esta Eucaristía sabiduría para los gobernantes, amor a Jesucristo y entrega de la vida a los hermanos para los obispos y los sacerdotes, vida intensa de oración, contemplación y cuidado de los demás para religiosos y otros consagrados, dedicación a la transformación de este mundo en favor de los hombres y mujeres que componen nuestra sociedad para los fieles laicos, y amor en los padres católicos en educación integral de sus hijos y en la transmisión de la de cristiana como culminación de su vocación de esposos».
En la eucaristía concelebraron el Obispo auxiliar Mons. Ángel Fernández Collado y los miembros del Cabildo. Esta celebración ha sido el primero de los grandes actos que han preparado la Archidiócesis de Toledo y el Cabildo de la Catedral, que se continuarán con la inauguración de la gran exposición «Cisneros, arquetipo de virtudes, espejo de prelados», que tendrá lugar el próximo miércoles, 8 de noviembre.
Cerca de 350 piezas componen la gran selección de obras que se podrán contemplar y que incluyen pintura, orfebrería, textiles y documentos que provienen de distintas colecciones privadas y públicas, museos, iglesias, y conventos de toda España y de la propia Catedral de Toledo.