(AsiaNews/InfoCatólica) El parlamento de Indonesia ha aprobado un proyecto de ley referido a las organizaciones de masa, a pesar de las protestas de movimientos islámicos. La medida, promovida por la administración del presidente Joko «Jokowi» Widodo y aprobada el 24 de octubre pasado, permitirá al gobierno central proscribir a aquellas organizaciones que amenacen la naturaleza laica del país. El presidente de la Cámara, Fadli Zon, que se opone a la ley, ha confirmado que de los 445 diputados reunidos en asamblea plenaria, 314 han votado a favor de la nueva norma.
En el pasado mes de julio, la administración publicó de manera oficial la llamada Perppu n. 2/2017, medida que sustituye una ley existente, y que permite al gobierno evitar un largo proceso para la ejecución de la prohibición. Los analistas afirman que uno de los objetivos del decreto era Hizbut Tahir Indonesia (HTI), un grupo que promueve la adopción de la sharia y la institución de un califato en el país. Dicha ideología contrasta con la doctrina política de la Pancasila, fundamento de la unidad y del pluralismo nacional.
Tras ser ratificada la Perppu, decenas de organizaciones islamistas que se oponen a la ley organizaron numerosas manifestaciones de protesta, acusando al gobierno nacionalista del presidente Widodo de atentar contra la libertad social de los indonesios. Entre los movimientos que participaron de las protestas figuraron el HTI y el Islamic Defenders Front (FPI), responsables del aumento de los episodios de sectarismo en el país, durante las elecciones para gobernador de Yakarta en el pasado mes de abril. El cristiano de origen chino Basuki Tjahaja «Ahok» Purnama desafió al ex ministro de Cultura y Educación Anies Baswedan. EL HTI, así como otros grupos radicales como el IDF, han estado detrás de las numerosas y violentas protestas masivas contra quien entonces se desempeñaba como gobernador de la ciudad, aliado de Widodo. Éstas caracterizaron los meses de campaña electoral, suscitando polémicas y tensiones en todo el país.
La reelección de Ahok quedó obstaculizada por una infamante acusación de blasfemia, que, según los analistas, influyó sobre el resultado de la carrera electoral. Sorpresivamente, el candidato cristiano perdió contra su rival, y fue condenado a dos años de cárcel, a pesar de que los fiscales habían solicitado a los jueces una pena más leve, puesto que no era culpable del delito que se le atribuía. Tras el controvertido veredicto, la sociedad civil indonesia reaccionó dando vida a manifestaciones espontáneas de apoyo a Ahok, que se convirtió en símbolo de la democracia y del buen gobierno.