(Cari Filii) ¿Se ha repetido, justo un siglo después, el milagro del Sol que tuvo lugar en Fátima el 13 de octubre de 1917? Aquel día más de setenta mil personas vieron claramente cómo el sol «danzaba», que es como muchos testigos expresaron sus cambios de color y luminosidad y sus acercamientos y alejamientos respecto al observador.
El pasado 13 de octubre, en Ciudad de Benín, capital del estado de Edo, al sur de Nigeria, parece haber ocurrido un fenómeno similar.
Esa mañana de viernes, 53 obispos, mil sacerdotes, dos mil religiosos y religiosas y unos 55.000 fieles celebraban la ceremonia de re-consagración de Nigeria al Inmaculado Corazón de María, querida por los prelados como colofón al Año Jubilar Mariano, como habían hecho el 1 de octubre de 1960 también en respuesta a la petición de la Virgen en Fátima.
La intención era, de nuevo, muy definida: «Pedirle que interceda por nosotros para estabilizar el estado y obtener para todos nosotros todas las bendiciones y gracias que necesitamos como nación», en palabras de Ignatius Ayau Kaigama, arzobispo de Jos y presidente de la conferencia episcopal nigeriana, quien encabezó la consagración. En su mente, sin duda, además de los numerosos problemas sociales del país, la corrupción y la pobreza, estaba el cáncer del terrorismo islámico y sus acciones sobre suelo nigeriano, del que los cristianos son víctimas señaladas.
¿Posible repetición del milagro?
Tras la consagración sucedió un fenómeno que personas allí presentes consideraron repetición del milagro del Sol de Cova de Iria, y recogido en algunos vídeos:
El padre Chris N. Anyanwu, director de Comunicaciones Sociales del episcopado nigeriano, saludó el hecho desde el perfil de Facebook de la conferencia episcopal como un «fenómeno inusual» que «alegró el corazón de los peregrinos presentes en la celebración… Ciertamente, la gran alegría de los participantes al ver esos signos mostró el entusiasmo de su fe en que Nigeria ya no será la misma».
Sin confirmación por parte de los obispos
Sin embargo, no ha habido posteriores confirmaciones por parte de los obispos del país, ni tampoco el hecho aparece reflejado en su página web oficial.
Según fuentes eclesiales nigerianas citadas por Benedetta Frigerio en La Nuova Bussola Quotidiana, «un obispo percibió el entusiasmo y la alegría de la gente, incluidas algunas religiosas que decían haber visto signos en el cielo como los que hubo en Fátima. Es probable que algo sucediera que suscitó el entusiasmo de la gente».
Según Anyanwu, ese suceso puede ser respuesta a la intensa oración que precedió y protagonizó los tres días de la re-consagración del país: «Los signos que siguieron inmediatamente a la re-consagración de Nigeria sugieren, según piensan muchos, que Dios ha respondido a sus oraciones por la nación».
Responsabilidades de los católicos además de la consagración
En cualquier caso, además de la consagración, para bien del país hay otras «graves responsabilidades» que cumplir por los católicos, sostuvo el portavoz episcopal: «El rosario diario, la mudanza de la propia vida, evitar los pecados de la carne, formas de vestir inmorales, infidelidades matrimoniales, inmoralidad sexual, anticoncepción y aborto… Debemos rezar, confesarnos, ayunar, ser un instrumento de paz y poner en práctica una dimensión mariana en la expresión de la fe cristiana».
En ese sentido, desde 2014 el obispo de Maiduguri, Oliver Dashe Doeme, lleva a cabo una cruzada del rosario en todo el país, animado por una visión que tuvo celebrando misa, en la que Jesucristo le entregaba una espada que, al ser recogida por él, se convirtió en un rosario. En ese momento escuchó: «Boko Haram se ha ido» y lo interpretó como que ésa será el arma que libere a Nigeria de la pesadilla islamista.