(César Cervera/Abc/InfoCatólica) La victoria del bando cristiano, encabezado por el Imperio español, sobre la flota turca en el golfo de Lepanto desató la euforia en Roma. La flota del Imperio otomano parecía ahora menos imbatible, y el Papa Pío V –máximo valedor de la empresa– estaba empeñado en que la Cristiandad jamás lo olvidara. Como la batalla había tenido lugar el primer domingo de octubre, la victoria fue atribuida a la «Virgen del Rosario». Y a partir de esta fecha, el rezo del Rosario se popularizó entre las masas.
Según distintos relatos, mientras la batalla transcurría, el Papa Pío V aguardaba recitando en Roma el Rosario. Durante el rezo, el Papa salió de su capilla y, por aparente inspiración, anunció a todos los presentes y con gran calma que la Santísima Virgen le había concedido la victoria a los cristianos. Así, todos los 7 de octubre la Iglesia católica celebra una fiesta al rezo del Rosario, ya que se atribuyó la victoria directamente a la intercesión de la Virgen María.
La festividad se llamó en su origen «Nuestra Señora de las Victorias», pero el Papa Gregorio XIII modificó el nombre de la solemnidad por el de «Nuestra Señora del Rosario».
Tras la batalla de Lepanto, la Cristiandad –en especial los países del sur de Europa– adoptó en masa el rezo del Rosario. La demostración de su auge fueron los rosarios públicos que surgieron en Sevilla en 1690 y que se extendieron muy pronto por España y sus colonias americanas. En Sevilla llegó a haber en el siglo XVIII más de 150 cortejos que diariamente hacían su estación por las calles rezando y cantando las avemarías y los misterios. Los domingos y festivos salían de madrugada o a la aurora. Al principio eran masculinos, pero ya en el primer tercio del XVIII aparecieron los primeros Rosarios de mujeres que salían los festivos por la tarde.
Batalla de Lepanto, el zarpazo a los turcos
La Batalla de Lepanto fue un combate naval que tuvo lugar el 7 de octubre de 1571 en el golfo de Lepanto, frente a la ciudad de Naupacto, en Grecia, donde se enfrentaron la armada del Imperio otomano contra la de una coalición cristiana, llamada Liga Santa.
La batalla reunió a 211 galeras, seis galeazas cristianas contra 208 galeras, 66 galeotes y fustas otomanas. En suma, cien mil hombres aproximadamente combatieron en cada frente. No en vano, las pérdidas turcas fueron altísimas con 205 galeras hundidas o capturadas, 30.000 bajas y 8.000 prisioneros. La victoria cristiana permitió alejar la nítida amenaza de que los turcos, en confabulación con los moriscos españoles, pudieran asestar un zarpazo sobre la propia península Ibérica.
Iniciativa de fieles católicos: rezar el Rosario por la unidad de España
En los últimos días se ha difundido por las redes sociales (sobre todo Facebook y WhatsApp), la siguiente iniciativa:
Un millón de Rosarios por España
En estos momentos convulsos que atravesamos, compartimos la necesidad del rezo masivo del Rosario durante este sábado, 7 de octubre, a lo largo de toda España como gesto de oración y reparación. Dicho rezo masivo por un elevadísimo número de personas podrá no sólo cambiar el curso de los acontecimientos, sino también abrir los corazones de nuestros ciudadanos a la Gracia de Dios que, hace precisamente cien años, María confió a los tres pastorcitos portugueses con un mensaje de salvación: arrepentirse y ofrecer una reparación por los pecados contra Su Corazón Inmaculado y rezar el Rosario.
Además del próximo centenario de la última aparición de Nuestra Madre en Fátima, el día 7 de octubre conmemoramos la festividad de la Virgen del Rosario, creada en agradecimiento por la victoria en Lepanto, la batalla que detuvo el avance del Imperio Otomano hacia la Cristiandad (como sucedió en Viena, sobre el terreno, más tarde).
Es capital, pues, que en este tiempo de tribulación dediquemos un día de oración constante no sólo para agasajar debidamente a la Virgen Santísima, sino también para pedirle que interceda por nosotros ante Dios Padre pidiéndole la reconstrucción de la paz -Ella, que es la Reina de la Paz-, la Justicia y la Verdad y, con ellas, el bien y la comunión fraterna en nuestro País; y también el entendimiento, la convivencia y la superación de todo odio y división inoculados por Satanás.
Dad difusión en vuestras familias, comunidades, parroquias, grupos de oración, etc. y honremos a Nuestra Madre como sólo Ella se merece.
Basta con apuntarse a través del enlace y asumir el compromiso de rezar el Rosario.
Gracias anticipadas y que Dios os bendiga.