(Actuall/InfoCatólica) La excandidata presidencial demócrata Hillary Clinton presentó su nuevo libro el pasado domingo, titulado «Qué pasó», en el que aborda las causas de su derrota frente al actual presidente Donald Trump.
Pero la señora Clinton no solo hace referencia a la falta de trabajo de los periodistas para desenmascarar a Trump y Rusia, o que la culpa de su derrota la tiene el ex director general del FBI por reabrir su caso de los correos electrónicos a once días de las elecciones; también habla del futuro, del futuro «partido proaborto demócrata».
No es ningún secreto que los demócratas en su conjunto son un partido a favor del aborto, pero dentro del mismo hay personas provida, religiosas o no, que se atreven a realizar declaraciones en contra del asesinato del no nacido.
Una forma de pensar que no le gusta la señora Clinton, para quien el aborto es «sacrosanto». Es más, para la esposa de Bill Clinton el aborto debería ser libre durante todas las etapas.
Por ello, la ex secretaria de estado hace referencia en su libro a un debate que hubo en su partido a principios del año pasado, después de que su principal rival en las primarias, Bernie Sanders, hiciese campaña con un candidato a alcalde en Omaha Nebraska que reconoció que se oponía al aborto.
Algunos principales demócratas defienden que no debería haber distinción si una persona es provida o no, pero no todos se mostraron de acuerdo. Entre los contrarios estaba ella, Hillary Clinton, según informa el Washington Examiner.
El aborto, un pilar para los demócratas
Lo que quiere la señora no es expulsar a los provida del partido, sino que estos hagan campaña por el aborto a pesar de sus creencias, ya que este tema tiene que ser uno de los pilares de su partido.
«Temas como la justicia económica son sacrosantos en el partido, pero no ocurre lo mismo con la salud reproductiva de las mujeres», escribe Clinton.
«No me refiero a criticar solo a Bernie», continúa Clinton, «hay muchos progresistas que se unen a él para pensar que los derechos reproductivos de la mujer son negociables».
Lo que viene a decir Clinton es que uno puede pensar lo que quiera en su intimidad, pero si forma parte del partido demócrata el aborto es innegociable. Y pone como ejemplo a su candidato a vicepresidente, el católico Tim Kane.
«Elegí como compañero de carrera a Tim Kaine, un demócrata que se oponía personalmente al aborto debido a su fe católica, pero que apoyaba los derechos de las mujeres como una cuestión de ley y política», señala.
«Pero», concluye, «cuando las opiniones personales sobre el aborto se convierten en acciones públicas, como los votos sobre una legislación o un juez o la financiación que afecta al derechos de las mujeres, eso es otra cosa».