(Diario de Cádiz) Unidad. Esta es una de las demandas que reclama el obispo, Mons. Rafael Zornoza, para su diócesis en el año jubilar que acaba de comenzar. Y la primera respuesta la obtuvo ayer, primero de los días de este jubileo, con la inauguración de los actos del 750 aniversario del establecimiento de la diócesis en Cádiz. La misa de apertura del año santo concedido por el Vaticano -según decreto firmado el 29 de mayo- regaló a la Catedral uno de esos llenos difíciles de lograr. A pesar de la hora (siete de la tarde) y del día (jueves); pero contando, eso sí, con que la celebración adquiría carácter diocesano, y no se quedaba en los límites puramente locales.
Medio centenar de sacerdotes, religiosos, diáconos y seminaristas se sumaron también a esta fiesta diocesana que arrancó ayer y que se alargará hasta el 14 de septiembre de 2018. Además, el obispo diocesano, Rafael Zornoza, estuvo acompañado por su antecesor, Antonio Ceballos; por los obispos de Sevilla (Juan José Asenjo) y Jerez (José Mazuelos); y por el cardenal Carlos Amigo Vallejo.
Toda esta comitiva religiosa llegó a la Catedral en una procesión que partió desde el Seminario Diocesano, cruzando la plaza. Curiosamente, a su llegada al templo la puerta principal ya estaba abierta, por lo que no hubo ceremonia de apertura como tal. De hecho, al acceder la comitiva por la puerta principal del templo, no parece que sea ésta la que se vaya a cruzar a lo largo del próximo año para ganar el jubileo.
El rojo de casullas y blanco de sotanas fue tomando posiciones en el altar mayor y en los primeros bancos de la nave central, dando así comienzo una misa que fue traducida al lenguaje de signos para que pudiera ser seguida por las personas sordas que cuentan con una pastoral en la Iglesia diocesana y en la que posiblemente se echó en falta un mayor protagonismo musical de la capilla de música catedralicia, presente en el coro del templo.
Más de un millar de personas -según estimaciones del propio Obispado- abarrotaron las naves catedralicias en la misa de apertura, pese a lo cual el personal del templo clausuró sin motivo algunas de las zonas desde las que el altar tenía visibilidad. En la Catedral estaba representada esa unidad que reclama Zornoza para su Iglesia. Movimientos, asociaciones, instituciones, grupos, parroquias... y sobre todo hermandades (que se distinguían por las medallas y escapularios que colgaban de sus cuellos) llenaron por completo la Catedral. También acudieron representaciones civiles, militares y religiosas, como la Subdelegación de Defensa, la Guardia Civil, la diputada Teófila Martínez, la Real Academia de Bellas Artes de Sevilla, la escuela de Salus Infirmorum, la fundación Educatio Servanda, la Asociación Católica de Propagandistas o Caballeros Hospitalarios, entre otras.
Durante la homilía, el obispo insistió en sus mensajes de unidad de la Iglesia diocesana y de conversión de los fieles aprovechando este 750 aniversario. «Somos herederos de una larga historia de fe. Esta Catedral es símbolo del trabajo de tantos hombres, tantos sacerdotes que se han dejado la piel por la Iglesia a costa de grandes sacrificios. Celebrar la existencia de la diócesis es renovar el hecho de que pertenecemos a la Iglesia católica», expresó Zornoza en uno de los mensajes que lanzó ayer a los asistentes. «Este año santo es una fiesta de la Iglesia. Un año de gracia para acrecentar nuestra pertenencia a la Iglesia y recurrir más al Señor. No se trata de festejar lo que fuimos o lo que hacemos en la actualidad, sino fortalecer nuestra fe», añadió. Para ello, Zornoza también pidió una mayor presencia e implicación «en la parroquia, en nuestra familia o en cualquiera de nuestras comunidades», invitando a evitar «la crítica y toda forma de politiqueo» para conseguir, entre todos, que «nuestra Iglesia provoque la fe».
Tras hora y media de celebración, el año jubilar diocesano quedó inaugurado. Por delante quedan ahora doce meses de peregrinaciones, celebraciones y proyectos de calado para significar los 750 años de diócesis en Cádiz.