(RV/InfoCatólica) El Papa indicó que «hay mucha necesidad de difundir una cultura de la vida, hecha de actitudes y comportamientos. Una verdadera cultura popular, seria, accesible a todos, que no se base en intereses comerciales».
Reiterando la importancia de la colaboración con el voluntariado, en las estructuras sanitarias públicas y privadas, asistiendo a los enfermos y a las familias, el Papa señaló la sintonía con la comunidad eclesial:
«Porque ella está llamada por vocación y misión a vivir el servicio al que sufre y a vivirlo según el binomio típicamente cristiano de la humildad y del silencio».
Ante la marginación causada por la enfermedad y los cuidados oncológicos, el Santo Padre recordó asimismo la responsabilidad de cada uno, en especial de los cristianos, de salir al encuentro de los que sufren:
«‘Periferia’, en efecto, es todo hombre y mujer que vive una condición de marginación; periferia es toda persona obligada a vivir al margen de la sociedad y de las relaciones, sobre todo cuando la enfermedad quiebra los ritmos acostumbrados, como es el caso de las patologías oncológicas. Es la periferia la que llama en causa la responsabilidad de cada uno de nosotros, porque todo cristiano, al igual que todo hombre animado por el anhelo de verdad y de bien, es un instrumento consciente de la gracia»
El brindar cuidados y acompañamiento, testimoniado en el día a día compartido con tantas personas enfermas es una riqueza inestimable para toda la sociedad:
«Recuerda a toda la comunidad civil y eclesial que no hay que temer la proximidad, no hay que temer la ternura, no hay que temer ‘el perder el tiempo’ con lazos que ofrecen y acogen sostén y conforto recíproco, espacios de solidaridad auténticos y no formales».
Antes de concluir su discurso, el Papa subrayó la importancia del acceso a la salud y a la prevención:
«Me permito subrayar que, puesto que la salud es un bien primario y fundamental de toda persona, es de esperar que la prevención oncológica pueda extenderse a todos, gracias a la colaboración entre los servicios públicos y privados, las iniciativas de la sociedad civil y aquellas caritativas. De este modo, con vuestra específica contribución, también en este sector podremos lograr que nuestras sociedades sean cada vez más inclusivas».
Con su agradecimiento por este encuentro, antes de su bendición, el Obispo de Roma encomendó el compromiso de los miembros y voluntarios de Liga Italiana para la Lucha contra los Tumores, junto con todas las personas enfermas que atienden, a la maternal protección de María Santísima, Salud de los Enfermos.