(Asia News) La denominación de «culto maligno» torna automáticamente ilegal al grupo religioso que lo sigue y sugiere que dicha práctica religiosa hace mal a los seguidores y puede tener expresiones violentas hacia quien no pertenece al grupo. Desde hace tiempo que el gobierno lleva adelante una campaña «contra las comunidades subterráneas y cultos malvados», equiparando a sectas y comunidades religiosas.
Hace dos años, en Shandong, se aplicó la pena de muerte a dos miembros de la secta del Dios omnipotente, que mezcla elementos del cristianismo y el taoísmo, por haber causado la muerte de una mujer. La secta era definida como «culto malvado». Pero el gobierno ya usa esta definición para bloquear y condenar toda expresión religiosa que escape a su control, y lleva a la población china a considerar la experiencia religiosa como «algo malvado».
Los cristianos protestantes acusados de «culto maligno» forman parte de la fengle, una comunidad eclesial doméstica de Jiangmen. El 12 de junio pasado la policía entró en la casa de Ruan Honan, llamada Mengai, donde se realizaban encuentros de oración y aferrándole, le quisieron obligar a confesar que practicaba un culto malvado. Como Ruan rechazó tal propuesta, ellos lo llevaron a la prisión. Según el pastor Li, que guía la comunidad, en el momento de la redada de la policía, no había nadie más en casa. La policía revisó el departamento y requisó un número determinado de Biblias.
Durante la noche, Luo Caiyan, la esposa de Ruan, que está embarazada, fue detenida y puesta bajo vigilancia. Fue liberada después de que el marido fuera llevado a la cárcel.
Además de Ruan, fueron detenidos e interrogados la hermana de Luo y la esposa del pastor Li. A todos ellos se les ofreció la libertad con la condición de firmar una declaración en la cual admitieran que participan de un culto maligno.
Un novelista chino, Murong Xuecun, en un editorial en el New York Times del 17 de junio de 2014, decía que el primero de junio, un servicio de la CCTV (la televisión estatal) hizo un elenco de las «seis características de los cultos malvados que, según los expertos incluyen: el culto de la personalidad, la inmoralidad, restricciones a los individuos y a la libertad religiosa». El autor concluye: «He entendido [a raíz de esto] cuál es el nombre del ‘culto malvado’más grande, si bien no está a la vista». «Es el Partido comunista chino».