(Agencias) «Un disparate». De esa forma calificó Estela de Carlotto el plan de la Iglesia para contribuir a la «reconciliación» nacional tras la situación creada por la última dictadura militar; proyecto en el que el Episcopado empezará a trabajar hoy cuando escuche los testimonios de familiares de desaparecidos y de víctimas de organizaciones guerrilleras de los 70'.
«Esto es herir susceptibilidades, es abrir una brecha más que cerrarla. Acá no hay odio, no hay rencor, no le deseo el mal a nadie. Nosotros queremos justicia porque acá hubo un genocidio», declaró la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.
A las críticas de la presidenta de Abuelas se sumó la de Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, que siempre se diferenció de las posiciones de Hebe de Bonafini y se mantuvo distante del kirchnerismo.
Cortiñas acusó a los integrantes de la Iglesia Católica argentina de haber «participado del horror» de la represión ilegal, señaló que «la Iglesia bendijo las armas con las que mataron a nuestros hijos» y consideró que «debería pedir perdón y abrir de verdad los archivos, decir donde están los desaparecidos. Estamos cansadas de tanto caminar, 40 años cumplimos, ¿y este es el regalo que nos da el Papa, en vez de abrir de una vez por todas esos archivos?».