(Asia News) El P. Paolo Thabit Mekko, sacerdote caldeo de 41 años de Mosul, explica a Asia News cuán importante es iniciar los trabajos y realizarlos rápidamente para impedir la fuga de otras familias cristianas de la región.
Según una primera evaluación confirmada por el sacerdote, para poner en condiciones más de 12 mil casas destruidas o dañadas de modo más o menos grave; se necesitarán al menos 200 millones de dólares, agrega, si bien la cifra podría aumentar en un futuro.
Tenemos los documentos -explica el p. Paolo- que confirman los daños y las necesidades para la reconstrucción. Son datos referidos a las devastaciones sucedidas en cada pueblo. En cada localidad, prosigue, hay una oficina para la reconstrucción y cada pueblo recibe fondos. El dinero recibido es distribuido en porcentajes, según las necesidades.
El p. Paolo es responsable del campo de refugiados Ojos de Erbil, en la periferia de la capital del Kurdistán iraquí, donde en el tiempo han encontrado refugio centenares de miles de cristianos (junto a musulmanes y yazidíes) después de la llegada del EI. La estructura hospeda todavía hoy a unas 140 familias, unas 700 personas más o menos, con 46 mini-departamentos y un área donde se reciben las contribuciones y allí las distribuyen. A esto se agrega un jardín de infancia para los más pequeños, además hay una escuela materna y una secundaria. Muchos de estos prófugos llegan justamente de Karamles, donde el Domingo de Ramos se celebró la primera misa devastada por los yihadistas de Daesh (acrónimo árabe para el EI).
Hasta hoy en Erbil y en Kurdistán iraquí viven miles de familias de evacuados, hasta unas 14 mil (unas 90 mil personas9 según algunas fuentes. La gran parte de estas familias, un 4/5 dependen de las ayudas para la sobrevivencia cotidiana, por esto se vuelve más urgente el trabajo de reconstrucción y la vuelta de los evacuados.
En ocasión de la Semana Santa, el mismo p. Paolo había lanzado un pedido a las parroquias y a los fieles esparcidos por el mundo, porque cada comunidad cristiana adopte la sistemación o la reconstrucción de una habitación en la Llanura del Nínive. Para mayo tenemos programado la publicación de la estimación de los trabajos-afirma el sacerdote caldeo- con los fondos actualmente a disposición.
El 24 de abril, el día siguiente de la fiesta de S. Jorge, es presentado como la fecha simbólica del inicio de los trabajos de reconstrucción. En aquella ocasión, cuenta el p. Paolo, celebraremos una Misa justamente en la iglesia de S. Jorge en Karamles. En este momento, gracias a la contribución de algunos voluntarios, estamos ultimando los trabajos de limpieza del lugar del culto, como se hizo precedentemente con la iglesia de mar Addai, para poder celebrar la función eucarística junto a la comunidad.
La reconstrucción involucra a algunos de los más importantes centros cristianos de la llanura: Qaraqosh, Bartella, Karamles, por mucho tiempo en manos de las milicias yihadistas que allí han realizado horrores y devastación. Hemos pedido ayuda también a los mismos evacuados- prosigue el sacerdote- dirigiéndose a los albañiles, plomeros, electricistas, geómetras. La obra de cada uno será esencial para el renacer de esta tierra. Además, participando en los trabajos los mismos evacuados podrán beneficiar de un sueldo para poder sustentar las necesidades de sus respectivas familias.
Hasta hoy el patriarcado caldeo puso a disposición un fondo, al cual se agregarán (es la esperanza del p. Paolo) donaciones y contribuciones de fundaciones, entes y asociaciones que participan en los trabajos. Serán los mismos prófugos en ponerse en juego para la reconstrucción-agrega- y esto es elemento de satisfacción. La llanura está cambiando el rostro después del Isis, se necesitará tiempo para reconstruir pero se necesita hacer rápido. Mucho dependerá del dinero que llegará, pero el tiempo apremia; el inicio de los trabajos es un mensaje importante para los prófugos de la llanura, es una invitación para permanecer y reconstruir, cuando todavía muchos piensan en escapar, en el éxodo al extranjero. Es importante permanecer aquí-concluye el p. Paolo-como cristianos y como comunidad iraquí. Somos el pueblo que aún habla la lengua de Jesús, si nos vamos todo se perderá. La zona ya está totalmente puesta en seguridad, tanto que en algunos terrenos se esconden todavía minas, pero los trabajos proceden. Es necesario continuar sin parar y con un renovado entusiasmo.