(ACI/InfoCatólica) El Obispo de Rafaela en la provincia argentina de Santa Fe, Mons. Luis Fernández, informó que se procederá a investigar lo ocurrido cuando un grupo de jóvenes se encontraba en adoración eucarística y vieron en la hostia consagrada una sustancia que parecía ser sangre.
El martes 11 de abril los jóvenes estaban rezando ante el Santísimo Sacramento en la casa de recuperación de adicciones San Miguel, en el barrio Güemes, cuando notaron el cambio en la Eucaristía.
Juan Ternengo, coordinador de la casa San Miguel, señaló que la sustancia en la hostia tenía «un color rojo intenso, se desplazaba por la hostia, mientras los jóvenes cantaban y oraban».
Según informa la agencia AICA, al enterarse de lo ocurrido acudieron al lugar Mons. Fernández y el P. Alcides Suppo.
El Obispo fue quien retiró la hostia del lugar para proceder a la investigación.
En un comunicado del Obispado de Rafaela se señala que «la Iglesia en estos casos y otros similares pide que, con prudencia y mesura, se juzgue el acontecimiento con el objetivo de brindar luz y dar certeza de lo sucedido».
«A lo largo de la historia, la Iglesia ha recibido el testimonio de la presencia real y substancial de Jesucristo en la Eucaristía, bajo esta forma tan singular de manifestación. Los casos no han sido nada comunes ni sencillos de discernir».
Por ello, indica el texto, «siguiendo el procedimiento recomendado por la Iglesia, Cuerpo de Cristo, nuestro obispo ha retirado de la exposición pública la hostia en cuestión, reservándola convenientemente. De este modo, se inicia el camino de discernimiento necesario para que, a su debido tiempo, se llegue a conclusiones ciertas».
«Cualquiera sea el resultado de tal investigación, debemos utilizar este tiempo para renovar nuestra fe y devoción en el milagro más grande: la presencia real de Jesucristo en cada celebración de la misa», resalta el comunicado.
«Conforme se vaya haciendo la investigación correspondiente, se darán a conocer las conclusiones. Mientras tanto, se recomienda la prudencia y el respeto del caso, del lugar y las personas que fueron testigos de tal acontecimiento, especialmente teniendo en cuenta que se trata de un lugar que requiere el silencio y la sobriedad como parte importante del proceso de quienes allí habitan y trabajan».
Para concluir el Obispado invita a «poner la mirada creyente en el Misterio Pascual que celebramos en estos días, centro de nuestra fe, y que acompaña de manera cotidiana el caminar de nuestro pueblo».