(Agencias/InfoCatólica) «El sexo es una forma de expresarse, de vivir, de expresar los sentimientos y el amor, y es una parte constitutiva de todas las personas, incluida yo. Para la Iglesia era un tema que se consideraba sucio y oculto, pero yo creo que es una bendición», aseguró la monja dominica en el programa emitido este fin de semana en La Cuatro.
En relación a la vida sexual de las monjas, Caram recordó que en el convento «te explicaban y te decían que si tenías 'tentaciones' había que darse duchas de agua fría y disciplinarse. Castigar al cuerpo porque el cuerpo era malo. El cuerpo era la cárcel del alma», una postura que para nada comparte pues «el sexo es una forma de expresarse, de expresar los sentimientos y el amor, una forma de vivir también».
En este sentido, la religiosa considera que «el celibato tendría que ser opcional para el ministerio sacerdotal. Yo he hecho una opción, que es para algo diferente, la vida religiosa». Esta no es la única cuestión en la que la monja discrepa de la doctrina oficial de la iglesia Católica, y así se lo manifestó a Risto: «Las iglesias están vacías. ¡Cuánto daño hemos hecho por martirizar a la gente! ¿Por qué nos hemos dedicado durante tanto tiempo a condenar el sexo? ¡Se ha convertido en el mandamiento absoluto de la Iglesia! Lo más importante es el tema de la justicia. Estamos perdiendo porque nos hemos quedado en las normas que nos hemos inventado, habría que modernizar el mensaje».
Pese a mantener esta postura, Sor Lucía reconoció que ella es virgen y que no se masturba: «No he tenido relaciones sexuales, soy virgen, y tampoco me masturbo. Jamás. Posiblemente venga marcado por una formación. Va pasando el tiempo, y con el estilo de vida que uno lleva, las pulsiones suben y bajan. Cuando estás en un momento de plenitud de vida, tan apasionado por lo que estoy haciendo, tengo todas las fuerzas canalizadas en lo mismo. Hace años lo llevaba con frustración, con angustia por el pecado, pero ahora lo vivo con libertad y madurez. Tengo muchísimas cosas que me llenan. Cosas que antes eran muy intensas y fuertes en el tiempo llega un momento que no».
El tema del sexo trajo consigo las relaciones sentimentales, y fue entonces cuando Sor Lucía confesó haberse enamorado y lo mal que lo pasó por ello: «Lo pasé muy mal cuando había una relación de amistad y había una atracción, y se me estaba ganando el corazón. Puse en una balanza la opción de vida que había hecho. Pero me pesó el vivir esta vida de ayuda. Creo que la renuncia es para estar absolutamente liberada para la causa que me apasiona y en la que vivo las 24 horas. Una pareja me limitaría. El apoyo de la Comunidad fue muy importante para mí en aquel momento, el compartir una misión donde se me apoyaba. Pero fue desgarrador, porque estaba renunciando a otro proyecto de vida», dijo Caram zanjando esta cuestión.
¿Qué enseña la Iglesia sobre la virginidad de María?
El Catecismo de la Iglesia Católica, en el número 496, promulgado por San Juan Pablo II en 1992, asegura que Jesús fue concebido «sin semilla de varón, por obra del Espíritu Santo».
«La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María», asegura el compendio de la doctrina católica, en su numeral 499.
San Agustín, citando en el Catecismo, aseguró que Santa María «fue Virgen al concebir a su Hijo, Virgen durante el embarazo, Virgen en el parto, Virgen después del parto, Virgen siempre».