(Zenit/Aci Prensa) El motivo de la oración ha sido la conmemoración del 50º aniversario del encuentro entre el beato Pablo VI y el arzobispo de Canterbury Michael Ramsey y de la institución del Centro Anglicano de Roma. Durante la celebración, el Papa y Welby han firmado una declaración conjunta.
El Santo Padre, durante su discurso, ha recordado que Dios es un pastor incansable que continúa actuando y exhortando a caminar hacia una mayor unidad, «que puede ser alcanzada solamente con la ayuda de su gracia». Él –ha asegurado Francisco– está convencido de que podemos pasar de la oscuridad a la luz, de la dispersión a la unidad, de la falta a la plenitud».
Por otro lado, ha subrayado que la misión de los pastores es la de ayudar al rebaño «a que esté en salida, en movimiento en el anuncio de la alegría del Evangelio». Y no en «círculos cerrados», en «microclimas» eclesiales que traen nubes y niebla.
Asimismo ha asegurado que cuando «ofrecemos nuestro servicio de forma conjunta» y «promovemos la apertura y el encuentro, venciendo la tentación de las clausuras y los aislamientos» se trabaja «contemporáneamente a favor de la unidad de los cristianos y de la familia humana».
De este modo, el Santo Padre ha pedido que «Dios nos conceda ser promotores de un ecumenismo audaz y real», siempre en camino y buscando de abrir «nuevos senderos».
Por otro lado, ha recordado que el amor del «cordero victorioso» sobre el pecado y sobre la muerte «es el verdadero mensaje innovador para llevar juntos a los perdidos de hoy y a los que todavía no tienen la alegría de conocer el rostro compasivo y el abrazo misericordioso del Buen Pastor». Nuestro ministerio –ha explicado Francisco– consiste en el iluminar las tinieblas con esta luz gentil, con la fuerza inerme del amor que vence el pecado y supera la muerte.
El Papa ha asegurado que «tenemos la alegría de reconocer y celebrar juntos el corazón de la fe», por eso ha invitado a centrarse en eso, «sin distraernos con lo que, tentándonos para seguir el espíritu del mundo, quisiera distraernos de la frescura originaria del Evangelio».
El Pontífice ha invitado a pedir a Dios la gracia de imitar «el espíritu y el ejemplo» de los grandes misioneros, a través de los cuales «el Espíritu Santo ha revitalizado la Iglesia», que se reanima cuando sale de sí para vivir y anunciar el Evangelio en los caminos del mundo.
Finalmente ha exhortado a rezar juntos para que «el Señor nos conceda que de aquí surja un impulso renovado de comunión y de misión».
Declaración conjunta
En el acto se dio a conocer una declaración común firmada por el Papa Francisco y Justin Welby que destaca el largo camino emprendido con «grandes progresos».
Sin embargo, reconoce que «la ordenación de mujeres y más recientes cuestiones relativas a la sexualidad humana» han generado «nuevos desacuerdos entre nosotros». «Estos son hoy algunos aspectos problemáticos que constituyen serios obstáculos para la plena unidad», señaló.
A pesar de ello, indicó el texto, «no estamos desanimados» y «con confianza y alegría en el Espíritu Santo confiamos en que el diálogo y el mutuo compromiso harán más profunda nuestra comprensión y nos ayudarán a discernir la voluntad de Cristo para su Iglesia».
«Las divergencias mencionadas no pueden impedirnos el reconocernos recíprocamente hermanos y hermanas en Cristo, en razón de nuestro común bautismo», ni a «disminuir nuestros esfuerzos ecuménicos», añadió.
Asimismo, la declaración advirtió que «el mundo debe vernos testimoniar, en nuestro trabajar juntos, esta fe común en Jesús». «Debemos estar unidos en la causa común de sostener y defender la dignidad de todos los hombres» ante la cultura de la indiferencia y del odio, donde «las vidas de los más vulnerables de la sociedad son con frecuencia marginados y descartados».
«Nuestra fe cristiana nos lleva a reconocer el inestimable valor de toda vida humana y honrarla a través de obras de misericordia, ofreciendo instrucción, cuidados sanitarios, alimento, agua y refugio, siempre buscando de resolver los conflictos y construir la paz», añadió.
«La oración de Cristo durante la última Cena para que todos sean uno es un imperativo para sus discípulos hoy, como fue entonces, en el momento inminente de su pasión, muerte y resurrección y el consecuente nacimiento de su Iglesia», expresó la declaración.