(Religión Confidencial) Tal como han manifestado algunos asistentes a Religión Confidencial, «llamó la atención la fuerza con que nos pidió que en la asignatura de religión y moral católicas se enseñe en el nombre de la Iglesia en su integridad, sin rebajar el mensaje por temor a la presión social».
Como se detalla en la página web de la Conferencia Episcopal Española, la missio canónica se obtiene a propuesta del obispo a la Administración Educativa, como profesor competente e idóneo para un centro escolar concreto, y se concede cada curso escolar. Previamente a la missio canónica, los profesores han de tener la DEI (Declaración Eclesiástica de Idoneidad), que la concede el obispo de la diócesis a la que pertenece la localidad donde se vaya a impartir religión.
«Sin necesidad de mencionar explícitamente esos determinados temas, varios asistentes comentamos posteriormente que la vida, el matrimonio,la educación sexual y la ideología de género, están habitualmente tratados en los medios de comunicación y la mayoría de partidos políticos, y a veces cuesta recordar la doctrina cristiana en su integridad, pues es evidente que notamos todos esa presión social, también nuestros alumnos o asistentes a catequesis», refiere un asistente a Religión Confidencial.
El obispo les recordó la clave para lograr esa integridad: «Es necesario tener la fuerza del encuentro con el Señor, que se recibe contemplando cada día la Misericordia de Dios en el rostro de Cristo sufriente por nosotros y por cada uno de los que sufren».
Caminar juntos
Los profesores de religión y catequistas celebraron su Jubileo de la Misericordia en la catedral de Segorbe ese día 1 de octubre, comenzando en el Seminario con la celebración del sacramento de la Confesión y con una peregrinación hasta la catedral para pasar por la Puerta Santa.
El obispo les transmitió una consigna clara: «Vamos a necesitar, mucho, caminar juntos». Fuentes del obispado desvelan a este Confidencial que «la vinculación eclesial fue muy destacada por el obispo».
D. Casimiro animó a vivir el Jubileo del Año de la Misericordia como una «vivencia de fe, de experiencia personal y comunitaria para que nuestro corazón quede transformado por el amor del Padre, y así se puede corresponder a la misión de profesores de religión o catequistas», y destacó que «si lo propio de los cristianos es ser misericordiosos como el Padre, vosotros lo tenéis de manera especial en la educación de la fe y la enseñanza».