(Gaudium Press) El documento en respaldo de la Doctrina de la Iglesia fue presentado en una rueda de prensa en la Universidad Católica de América en Washington, Estados Unidos, el día 20 de septiembre.
«Nosotros, los académicos firmantes, afirmamos que las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre el don de la sexualidad, sobre el matrimonio y sobre la anticoncepción son verdaderas y defendibles desde muchos campos, entre ellos las verdades de la razón y la revelación concerniente a la dignidad de la persona humana», declararon los expertos. Los académicos destacaron el progresivo aumento del apoyo académico secular a la perspectiva de la Iglesia, incluso desde sectores feministas que han tomado conciencia de los males de la anticoncepción.
La declaración lamenta la falta de atención de los autores del documento del Instituto Wijngaards sobre varios aspectos y el hecho de que sus argumentos «no ofrecen nada nuevo a las discusiones sobre la moralidad de la anticoncepción» y repite conceptos ya rechazados por la Iglesia y refutados en la academia desde el año de publicación de la Encíclica, 1968. «La Declaración Wijngaards representa realmente mal la auténtica posición de la Iglesia Católica», advirtieron los firmantes, quienes denuncian que el documento yerra su enfoque al indicar que la posición de la Iglesia está basada primordialmente en «leyes biológicas» y recordaron que la verdadera base es el designio de Dios para la sexualidad y el matrimonio.
La declaración recoge 11 puntos esenciales de la doctrina católica en este tema, como la identidad de Dios como Amor, la creación del hombre a imagen de Dios, el llamado de los seres humanos a la entrega de sí mismos, las características del matrimonio como unión única de personas dadoras de vida y la prevalencia de la ley de Dios sobre las leyes de los hombres. Además, recordaron los principios de la relación de la fe y la razón, la contribución de San Juan Pablo II en la Teología del Cuerpo, el carácter profético de la Encíclica Humanae Vitae, la disponibilidad de métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad que pueden usarse de una forma consistente con la moral católica, la necesidad de respeto por parte de las organizaciones internacionales sobre los valores de los creyentes y la conciencia de que Cristo provee la gracia necesaria para alcanzar la santidad a pesar de los obstáculos y las tentaciones.