El cardenal Cañizares responde a sus críticos: «¿Es homófobo defender la familia?»

Pide a juristas que analicen su homilía

El cardenal Cañizares responde a sus críticos: «¿Es homófobo defender la familia?»

El cardenal y arzobispo de Valencia, D. Antonio Cañizares, ha publicado una nota en la que niega que pronunciara «pasajes homófobos» y reta a «juristas cualificados y objetivos, sin prejuicios de ningún tipo e imparciales, si juzgan que en ella se contiene algo que va contra la ley y que provoque odio contra personas o grupos sociales determinados o que se pueda considerar homófobo tanto el texto como su autor».

(Agencias) En su escrito, el cardenal denuncia «la censura y la condena padecida por mí en algunos medios, por algunos grupos y por algunos políticos». Asegura que las actitudes que ha observado le «hacen pensar en etapas superadas de nuestra historia pasada, pero aún reciente, en que se censuraban y condenaban algunas homilías y a algunos predicadores». El escrito finaliza con un interrogante: «¿Es homófobo defender la familia?».

Texto de la nota del cardenal

Ésta es la homilía pronunciada por mí, como Arzobispo de Valencia, el pasado día 13 de mayo en la capilla de la Sede de Santa Úrsula, de la Universidad Católica de Valencia, en la clausura del Curso del Instituto Juan Pablo II, de estudios sobre la familia. La presente publicación recoge íntegra, inalteradamente y sin ninguna glosa la homilía tal y como se pronunció. Pido a juristas cualificados y objetivos, sin prejuicios de ningún tipo e imparciales, si juzgan que en ella se contiene algo que va contra la ley y que provoque odio contra personas o grupos sociales determinados, o que se pueda considerar homófobo tanto el texto como su autor. La censura y la condena padecida por mí en algunos medios, por algunos grupos y por algunos políticos, hacen pensar en etapas superadas de nuestra historia pasada, pero aún reciente, en que se censuraban y condenaban algunas homilías y a algunos predicadores. ¿Es homófobo defender la familia?

Antonio Card. Cañizares
Arzobispo de Valencia

Homilía del cardenal

Damos gracias a Dios por la labor realizada, en este curso y a lo largo de sus más de dos décadas de existencia por la Sección Española del Instituto Juan Pablo II, al que tanto le debe la Iglesia, y el mundo entero por cuanto viene haciendo durante tantos años a favor de la familia. Es providencial y algo nos quiere decir el Señor, mucho, a esta Universidad Católica de Valencia al ubicar este Instituto en su organización y estructura. Como he dicho ayer mismo al Consejo de Dirección de la Universidad, que ésta debe tener como nota distintiva a la familia, su colaboración con las familias, nuestra ayuda a la familia, y la promoción de investigaciones, estudios y acciones a favor de la familia y de la mujer. y más todavía, tras la Exhortación Apostólica del Papa Francisco Amoris Laetitia sobre la familia, que debe ser objeto en nuestra Universidad de referencia y aplicación.

Con esta celebración de acción de gracias en el aniversario de su creación, Nuestra señora de Fátima, estamos expresando la proclamación clara y el apoyo decidido e inequívoco de la familia, unión indisoluble en la alegría del amor, santuario de la vida y sede firme de esperanza, y, en este Año de la Misericordia, es también invocación de la misericordia Dios sobre las familias que tanta misericordia necesitan y que son el gran signo de la misericordia, donde se aprende y se recibe misericordia. Una vez más, escuchamos en esta celebración el fundamento más firme y gozoso de la naturaleza de la familia, querida por Dios desde siempre, la gran defensa del derecho a formar y vivir en familia, sin que ésta se vea suplantada u ofuscada por otras formas o instituciones diversas, así como del derecho primordial a la vida, desde su concepción hasta su ocaso natural.

En la familia se juega el futuro del hombre y de toda la sociedad. Es cierto, vivimos tiempos no fáciles para la familia. La institución familiar se ha convertido en blanco de contradicción: por una parte, es la institución social más valorada, al menos en las encuestas, también entre los jóvenes, y, por otra, está sacudida en sus cimientos por graves amenazas claras o sutiles. La familia se ve acechada hoy, en nuestra cultura, por un sin fin de graves dificultades, al tiempo que sufre ataques de gran calado, que a nadie se nos oculta. Ahí tenemos legislaciones contrarias a la familia, la acción de fuerzas políticas y sociales, a la que se suman movimientos y acciones del imperio gay, de ideologías como el feminismo radical o la más insidiosa de todas, la ideología de género. Esa situación es tan grave, y tiene tales consecuencias para el futuro de la sociedad, que se puede sin duda hoy considerar la estabilidad del matrimonio y la familia, y su apoyo y reconocimiento público, como el primer problema social, y de atención a los más débiles y a las periferias existenciales. Cuando se ataca o deteriora la familia, se pervierten las relaciones humanas más sagradas, se llena la historia personal de muchos hombres y mujeres de sufrimiento y de desesperanza, y se proyecta una amarga sombra de soledad y desamor sobre la historia colectiva y sobre toda la vida social. De ahí la gran necesidad que tiene de misericordia y de vivir la misericordia.

La familia debería ser la primera y gran prioridad mundial. En la existencia del hombre, en sus gozos y sufrimientos, lo más determinante es la familia. En la familia cada uno es reconocido, respetado y valorado en sí mismo. En la familia es donde el hombre crece, y donde todos aprendemos a mirar y a comprender el misterio de la vida y a ser personas, es decir, a relacionarnos con Dios y con los demás de un modo justo, amoroso y misericordioso, adecuado a la verdad de nuestro ser. La familia, santuario del amor y de la vida, existe para que cada persona pueda ser amada por sí misma, y aprenda a darse y a amar.

Por eso la familia, y más exactamente el matrimonio y la verdad del matrimonio, es indispensable para que la persona pueda reconocer la verdad de su ser hombre. Es fundamento insustituible para la persona. Donde acaba la familia, empieza fácilmente la intemperie, la marginación y el dolor más sensible. ¿Quién puede tener interés en socavar este pilar de toda persona, y de toda sociedad? Por ello, atendiendo a las necesidades más urgentes y apremiantes del momento actual, el Papa Francisco con su Exhortación Apostólica Amoris laetitia nos confirma en la urgencia de apostar y trabajar en favor del matrimonio y de la familia, y dedicar a esa tarea nuestros mejores esfuerzos y mayores energías, así como la sabiduría y

Cuantos medios Dios nos conceda.

El matrimonio y la familia, su imprescindible e inalienable misión y labor educativa como prolongación de la transmisión de la vida, por lo demás, son la entraña misma de la vida de la Iglesia y de su misión, el modo concreto en que la Iglesia prolonga la Encarnación de Cristo, y se hace, como Él, amiga de los hombres y luz en su camino. El camino de la Iglesia, a partir de Cristo y de su Sagrada Familia, es la familia, que es lo mismo que decir que el camino de la Iglesia es el hombre. El hombre está hoy en un particular peligro, sobre todo, por la desfiguración o ataques directos o solapados contra la verdad del matrimonio y de la familia, que afecta a la dignidad constitutiva del ser humano y comprometen las posibilidades sociales del desarrollo pleno e íntegramente humano de su personalidad, de su destino y salvación. Ante la encrucijada sociocultural del matrimonio y de la familia, manifestada en tantas cosas, se hace imprescindible recordar, afirmar y defender la importancia de la familia como corazón y célula de la sociedad, como realidad básica para el desarrollo de la personalidad humana y para el futuro de la sociedad. La Exhortación Apostólica del Papa Francisco, en total continuidad con las enseñanzas de los anteriores Papas, por ello, es una puerta abierta a la esperanza. Esta Exhortación nos abre al futuro y confirma nuestra esperanza. Porque afirma la necesidad e incomparable y singular belleza de la familia asentada en la verdad del matrimonio entre un hombre y una mujer. Es la familia santuario de la vida y esperanza de la sociedad. La palabra del Papa y su testimonio en favor de la familia ofrece a todo el mundo luz y caminos para fortalecer la familia, en la que se juega, como vengo diciendo, el futuro del hombre.

El bien del hombre y de la sociedad, en efecto, está profundamente vinculado a la familia. El futuro de la humanidad se fragua en la familia; es indispensable y urgente que todo hombre de buena voluntad se esfuerce por salvar y promover la verdad que constituye y en la que se asienta la familia, así como los valores y exigencias que ésta presenta. Entre los numerosos caminos de la humanidad, la familia es el primero y más importante de todos. Es un camino del cual no puede alejarse ningún ser humano. Cuando falta la familia, se crea en la persona que viene al mundo una carencia preocupante y dolorosa que pesará posteriormente durante toda la vida.

Es necesario ser lúcidos, insisto, ante la situación por la que atraviesa la familia en los momentos presentes. La gravedad y número de estos problemas están a la vista de todos. Nos encontramos en una situación histórica nueva en nuestra sociedad. No pueden dejar de preocuparnos estos problemas en la medida en que afectan a las personas en lo más íntimo; sin embargo, nuestra sociedad parece querer ocultar sus dificultades con soluciones superficiales e ingenuas que pretenden ignorar la repercusión personal y social que producen. Todos, sin excepción, estamos obligados a promover y fortalecer los valores y exigencias de la familia, ir más allá de lo que con frecuencia se va en el debate político, social y cultural. La familia debe ser ayudada y defendida mediante medidas sociales apropiadas y una nueva cultura, que sea precisamente la nueva cultura de la familia y de la vida, la nueva «civilización del amor», de la alegría del amor, en expresión del Papa.

La sociedad tiene la grave responsabilidad de apoyar y vigorizar la familia, y su fundamento que es el matrimonio único e indisoluble entre un hombre y una mujer, basado en el amor y abierto a la vida. La misma sociedad tiene el inexorable deber de proteger y defender la vida, cuyo santuario es la familia, así como dotar a ésta de los medios necesarios económicos, jurídicos, educativos, de vivienda y trabajo -para que pueda cumplir con los fines que le corresponden a su propia verdad o naturaleza y asegurar la prosperidad doméstica en dignidad y justicia.

No ayudar debidamente a la familia constituye una actitud irresponsable y suicida que conduce a la humanidad por derroteros de crisis, deterioro y destrucción de incalculables consecuencias. La Iglesia tiene una especial responsabilidad en esa gran urgencia de nuestro tiempo que es, con el auxilio de la misericordia de Dios, «salvar a la familia», potenciarla y alentarla, conforme a la verdad que la constituye, que es la inscrita por su Creador, el Dios Uno y Trino, en su más profunda entraña. La promoción y defensa de la familia, basada en el matrimonio único e indisoluble, es la base de una nueva cultura del amor. Es el centro de la nueva civilización del amor. Lo que es contrario a la civilización del amor, y por tanto a la familia, es contrario a toda la verdad sobre el hombre y al mismo hombre, constituye una amenaza para él. Sólo la defensa de la familia abrirá el camino hacia la civilización del amor, hacia la afirmación del hombre y de su dignidad inviolable, hacia la cultura de la solidaridad y de la vida. Sólo la familia es esperanza de la humanidad.

Estamos llamados a que las familias en medio de las dificultades que las envuelven hoy, tomen conciencia de sus capacidades y energías, confíen en sí mismas en las propias riquezas de naturaleza y gracia, en la misión que Dios les ha confiado: es necesario que las familias de nuestro tiempo vuelvan a remontarse más alto. Los católicos tenemos en ello una especial responsabilidad que se traduce en el anuncio y presencia del «evangelio de la familia».

Nuestra Universidad, es un signo el Instituto Juan Pablo II, ubicado en su seno, debe tener como nota muy característica su referencia a la familia, su atención y cuidado de la familia. Así lo indicaba esta mañana misma en la reunión del Consejo de Dirección. Por eso mismo, con la ayuda inestimable de este Instituto, y con la aportación de todos, esta Universidad habrá de promover y defender la verdad y la belleza de la familia, y hacer cuanto esté en sus manos -que es mucho- por la familia.

 

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18 comentarios

alma
En realidad lo único que desean estos grupos de poder es atenazar incluso el derecho a la discrepancia de pensamiento.
26/05/16 11:17 AM
ALBERTO
Mire Sr.Cardenal Cañizares, Ud. esta dando una opinión, dentro de la libertad de expresión, que parte de su labor pastoral como religioso, en lo que de buena fe cree mejor para los cátolicos. Y la Iglesia - que ha sido atacada en múltiples ocasiones - puede afirmar que jamás llamo a la venganza, es más siempre estuvo el perdón en la primera como respuesta. De la lectura de la homilía no veo ni una coma de incitación a la violencia, simplemente expresa su sentimiento como sacerdote; en la misma manera que un arquitecto podría criticar una edificación si el terreno es de naturaleza sismica y no se haya dotado al mismo de las medias apropiadas para que la edificación no sufra daños en caso de terremoto. Ud. esta manifestando esas opiniones libremente y actuando en conciencia. Hay personas que no tienen la misma opinión. Ud. tiene la suya. Hemos superado las épocas en las cuales una opinión o expresión pastoral - en su caso - conllevaba represalias políticas. Soy Doctor en Derecho y esa es mi opinión.
26/05/16 11:21 AM
Isabel
Hoy en día si los homosexuales no te llaman homófobo es porque eres homosexual. No admiten otra actitud o pensamiento que los suyos.
26/05/16 11:28 AM
pedro de madrid
En España la libertad de expresión y libertad de cátedra sólo se aplica a la derecha y a la iglesia. Hay tanto homosexual en CCOO para denunciar al cardenal?. Que vivan de sus afiliados
26/05/16 12:23 PM
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
¡¡¡Muy bien, Cardenal, así se hace!!! Nada de miedos ni respetos humanos. Jesús nos dijo: "La verdad os hará libres!!! Que el Espíritu Santo lo siga iluminando.
26/05/16 12:46 PM
Forestier
¿Es homófobo defender a la familia? Buena pregunta, pero Cardenal, no sea ingenuo y diga ¿Es homófobo defender a la familia natural de hombre y mujer? Es que si no ya sabe que ocurre con lo de de "las familias democráticas" impulsadas por las LGTB. ¿Soy "pollomófobo, porqué en la comida me voy a zampar una pechuga de pollo? Pues sí.
26/05/16 1:15 PM
Manuel Morillo
Defender a la familia no es homófobo

Pero es hipócrita querer decir que se defiende a la familia de boquilla y apoyar con los hechos al enemigo número uno en estos momentos de la familia en España (porque tiene todo el poder legislativo y ejecutivo, económico y mediático) como es el PP
26/05/16 1:25 PM
José Luis
El cardenal Cañizares es uno de los mejores pastores que tiene la Santa Madre Iglesia Católica, aprender de él, es aprender de Jesucristo. Y oponerse a él es oponerse a Dios. Monseñor Antonio Cañizares es un hombre lleno de amor de Dios, y desea las mismas cosas que Jesucristo nuestro Señor.

Como verdadero profeta de Dios, es claro que tiene enemigos en todas partes. Pero Cristo está con Él, porque obedece a Dios siempre.
26/05/16 1:32 PM
David Quiroa
¿Cuál es la principal causa del debilitamiento o destrucción de la familia en la sociedad actual?

Pocos se habrán dado cuenta, pero no es difícil de determinar: la economía.

Las parejas no se casan porque temen gastar demasiado. Los casados se distancian porque ambos deben trabajar para apenas comer. Las disputas familiares, tanto entre esposos como entre padres e hijos y familia política tienen como origen en la mayoría de los casos el dinero. Y eso ocurre en cualquier nivel social y económico. Esa es una realidad de la que nadie habla y que en general a nadie le importa.

El problema de las homilías o comentarios que mencionan de paso o de manera directa al fenómeno LGBT, es que nunca han presentado pruebas directas de que una persona de ese colectivo, o el colectivo en general, tenga alguna influencia en la disolución de los matrimonios o sean un factor determinante en las disputas familiares. "Facebook" aparece en una de cada dos actas de divorcio, pero "homosexual" aparecerá en una de cada mil. En los acuerdos postnupciales siempre se menciona el dinero, pero rara vez hará referencia a la orientación sexual de la pareja o los hijos.

Como doctores tiene la Iglesia, haría bien alguno de ellos en presentar pruebas científicas, documentales o al menos anecdóticas de cómo la ideología de género destruye la familia. Mientras tanto, la acusación no tiene fundamento más allá de la fe y puede ser contestada por cualquiera.
26/05/16 1:44 PM
Juan Carlos Pérez
¿Es homofobo oponerse al lobby gay?
26/05/16 1:48 PM
Notung
Manuel, eso me parece excesivo. A mí también me parece indignante la actitud de los obispos con el PP (un partido al que lo único que le preocupa es el liberalismo económico) pero calificarlo de hipocresía es injusto. No creo que los obispos no deseen defender realmente a la familia, lo que ocurre es que cometen un grave error con esa política del "mal menor". La COPE parece la radio del PP.
26/05/16 1:54 PM
Pignatelli
Isabel,

también hay homosexuales atacados por el lobby gay. Un ejemplo son Dolce y Gabbana, a los que el pasado año les hicieron un boicot internacional sólo por decir que nos les parece bien que las parejas gays usen vientres de alquiler ni se hagan bebés probetas.

El lobby gay se está haciendo cada día más dictatorial. Hoy usan el adjetivo homófobo con la misma intención con la que un nazi te llamaba rojo, o un comunista fascista: para imponerte sus ideas y coartar tu libertad de expresión.
26/05/16 1:56 PM
David
La existencia de parejas homosexuales no afecta para nada a los matrimonios cristianos. El concederles derechos que no les corresponden afecta a la sociedad entera, porque se admite como bueno algo que va directamente en contra de la ley natural.

No hace falta ser doctor de la Iglesia para entenderlo.
26/05/16 2:14 PM
Antonio
Quiroa: Sin dejar de reconocer que lo económico puede tener influencia en la situación de los matrimonios; con su postura los pobres no lo podrían contraer.

Pero más allá de eso la crisis matrimonial es principalmente un problema spiritual. Y en lo spiritual hay un sinfin de componentes, donde no es menor la propaganda y disolución provocada por la cultura gay.
26/05/16 2:17 PM
Joaquín
¿Pero no se suponía que el Papa había llamado a Roma a Cañizares para echarle una buena bronca por su homilía y quizá para destituirle por las bravas y quitarle su condición de cardenal elector? Desde luego, no parece que sea el caso.
26/05/16 2:20 PM
JuanM
Para ellos sí, cardenal, para ellos sí. Aún no os habéis enterado bien de la situación de la GUERRA que se está librando. Así nos va.
26/05/16 2:50 PM
Josen
Bravo cardenal. Todos los días rezo por usted y por el resto de obispos españoles valientes que se atreven a decir la verdad. Ojalá todos los obispos se animen a predicar el Evangelio diariamente, eso sí, con cruz.
26/05/16 4:24 PM
Juan Mariner
Manuel Morillo: ya no creo que sea hipocresía. Últimamente, han salido muchos contrarios a protestar contra su eterno rival el Partido Popular con el lema "PP=mafia" por la corrupción sistémica; y en lo que se refiere a la Iglesia Católica española, no van tan desencaminados. La jerarquía es rehén de este partido desde hace decenios y me he llegado a creer lo de que no puede haber sino una mafia detrás (o llámesele servicio secreto) que controla y asegura que así sea (no creo que sea una cosa gratuita ya o a cambio de que den prebendas porque el PSOE no eliminó gran cosa: IRPF, inmatriculaciones, escuela concertada, subvenciones al patrimonio histórico...). Una auténtica vergüenza y un calvario para los sinceros católicos tener que aguantar día sí y día también el apoyo descarado de la jerarquía al PP. Quizás el PP sepa más de la cuenta sobre aspectos personales o colectivos nada edificantes de los miembros de la jerarquía...
26/05/16 5:46 PM

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