(Actuall) El médico cubano relata las aberraciones que se cometían en hospitales cubanos con bebés que nacían vivos y eran asesinados, lo que le llevó a denunciarlo ante el mismísimo Fidel Castro. Después de esto experimentó la mano de hierro de la dictadura castrista.
Pero lo volvería a hacer. Así de tajante lo ha asegurado a Actuall este valiente médico que de camino a Hungría, país al que ha sido invitado oficialmente, ha hecho escala en España donde ha sido nombrado presidente de Honor de Cidevida (Centro Internacional para la Defensa de la Vida Humana). Es la primera vez que el doctor Biscet puede salir de Cuba desde que fuera encarcelado ya que el régimen le prohíbe abandonar el país.
Entonces decidió que debía recabar pruebas de las barbaridades que allí se cometían. «Fue un problema de conciencia porque no podía soportar que a un ser humano le quitaran la vida», cuenta Óscar, que añade que «fue muy traumático para mi conocer estas situaciones aberrantes con numerosos abortos y en los que en el último periodo de gestación los bebés nacían vivos y eran asesinados, ahogados en cubetas de agua o cortándoles la médula».
A partir de ese momento, su prioridad fue denunciar esta aberración costase lo que costase. «Cuando me enteré de esas actitudes tuve que protestar y me costó mi puesto, la cárcel y numerosas torturas», relata el doctor. Pero aún así afirma con seguridad: «Lo hice por una cuestión de conciencia y no me arrepiento».
Decidido a acabar con este escándalo, el doctor Biscet recopiló los testimonios de las madres a las que habían asesinado a sus hijos y también preparó un informe sobre el «rivanol», una sustancia utilizada para provocar abortos en Cuba.
«Hice un estudio donde planteé esta situación y se la entregué a las autoridades. La Fiscalía no respondió y se lo llevé a Fidel Castro a su oficina. A partir de ese momento me encarcelaron y tuve que resistir el trato inhumano que sufren las personas en las cárceles, pero pude resistir», cuenta el doctor.
Fue hecho prisionero por ser una «amenaza para el Estado» y tras ser liberado en 2002 fue poco después detenido de nuevo y condenado a 25 años. Fue la mediación de la Iglesia Católica la que logró que fuera excarcelado en 2011 aunque con la prohibición del régimen de abandonar Cuba.
En la cárcel sufrió todo tipo de padecimientos. Estuvo en celdas de aislamiento por reivindicar que era un preso de conciencia, no podía recibir visitas ni tener objetos personales. Y además, no tenía atención médica a pesar de que necesitaba un tratamiento médico.
«El vivir en una dictadura como esta no sólo te puede costar la cárcel sino la vida», afirma el doctor, recordando las torturas que sufrió. Pero no sólo fue él el que sufrió la represión por su condición de provida. Su mujer perdió el trabajo y también la casa en la que vivía. El régimen lo tenía todo muy bien atado.
Ha valido la pena
Aún así cree que todos estos padecimientos han valido la pena pues a su juicio su lucha por la vida «ha repercutido en la sociedad». Cuenta que antes de ser encarcelado convocó una marcha provida y ese mismo día Fidel Castro se vio obligado a salir en televisión defendiendo el aborto como un derecho de la mujer. Pero Biscet continuó con las protestas y «Fidel tuvo que volver a salir para decir que el aborto no era un anticonceptivo y que había que regularlo. Y aunque la regulación fue mínima quedó al menos constancia entre la gente que el aborto no era un anticonceptivo».
Para el doctor Biscet «ser provida en un régimen antivida en una dictadura totalitaria es difícil porque no sólo vas a tener el desprecio de las personas que promueven el aborto sino que por expresarte libremente eres castigado. Es lo que me pasó a mí».
Por todo ello, este médico que ha experimentado grandes sufrimientos por defender al más débil llama a toda América Latina a luchar por la vida y «no dejarse llevar por la izquierda que está en el poder y que fomenta el aborto». «Es fundamental que todas las personas sigan luchando para que no se despenalice el aborto en los países que aún resisten», sentencia.
«El pueblo cubano puede acabar con la dictadura»
Pero Óscar Elias Biscet no es sólo provida sino un firme defensor de los Derechos Humanos y desde Cuba sigue luchando por la democracia en la isla. Por ello, considera que el restablecimiento de relaciones entre «EEUU y el régimen castrocomunista favorece más a la dictadura que al pueblo. La dictadura se beneficia ampliamente mientras el pueblo toma las migajas».
Muy crítico con la decisión de Obama, este activista opositor tilda de «error» la nueva política estadounidense. «Había que exigir a Castro que diera la libertad al pueblo cubano y luego hacer este proceso para que se beneficie todo el mundo», dice el médico cubano. Y es que, a juicio del doctor Biscet, el restablecimiento de relaciones «es reconocer un gobierno ilegítimo e ilegal».
Pese a la represión de la dictadura no tiene pensado dar marcha atrás. «Nosotros buscamos la libertad mediante la lucha cívica no violenta y seguiremos luchando. Sabemos que Castro no va a hacer cambios pero tenemos el convencimiento de que el pueblo cubano puede acabar con la dictadura», sentencia este verdadero héroe de Cuba.