El cardenal Müller explicó en el 2001 por qué las mujeres no pueden ser ordenadas como diaconisas

El actual Cardenal Prefecto para la Doctrina de la Fe, S.E.R Gerhard Ludwig Müller, explicó en una entrevista realizada en diciembre del año 2001, por qué la Iglesia no puede admitir a las mujeres al sacramento del orden en el grado del diaconado, y recordó que «es del todo imposible que el Papa intervenga en la sustancia de los sacramentos».

(Corazones.org/InfoCatólica) En su asamblea anual, celebrada en diciembre del 2001 en Roma, la Comisión Teológica Internacional de la Congregación para la Doctrina de la Fe trató el tema del diaconado. Al margen de la sesión, el actual Cardenal Prefecto para la Doctrina de la Fe, S.E.R Gerhard Ludwig Müller, por entonces catedrático de Teología en la Universidad de Munich y profesor invitado en la Facultad de Teología de San Dámaso de Madrid, resumió en una amplia entrevista al periódico católico alemán «Die Tagespost» los resultados de la discusión, que fueron reunidos en un documento entregado a quien era Prefecto del Dicasterio, Cardenal Joseph Ratzinger.

Müller explicó que el diaconado no es un sacramento aparte, sino que participa del único sacramento del orden. De este modo, afronta la cuestión del diaconado de las mujeres, explicando que nunca se han dado casos de ordenación sacerdotal de mujeres. Estos son algunos de los pasajes más interesantes de la entrevista.

–¿Es el diaconado un sacramento propio?

La Iglesia enseña con claridad que el sacramento del Orden es uno de los siete sacramentos de la Iglesia; como ejercicio pleno, en el Espíritu Santo, de la misión única en su origen de los apóstoles de Cristo, es ejercido en su plenitud por el obispo. La participación diferenciada en él se denomina, según el grado de su concreción, presbiterado o diaconado.

–¿Se puede separar acaso el diaconado de las mujeres del sacerdocio femenino?

¡No! Por razón de la unidad del sacramento del Orden, que ha sido subrayada en las deliberaciones de la Comisión Teológica, no se puede medir con diferente rasero. Sería entonces una verdadera discriminación de la mujer si se la considerara apta para el diaconado, pero no para el presbiterado o el episcopado. Se rompería de raíz la unidad del sacramento si, al diaconado como ministerio del servicio, se opusiera el presbiterado como ministerio del gobierno, y de ello se dedujera que la mujer tiene, a diferencia del varón, una mayor afinidad para servir, y por ello sería apta para el diaconado pero no para el presbiterado. Pero el ministerio apostólico en su conjunto es un servicio en los tres grados en los que es ejercido. La Iglesia no ordena a las mujeres no porque les falte algún don espiritual o algún talento natural, sino porque –como en el sacramento del matrimonio– la diferenciación sexual y de relación entre hombre y mujer contiene en sí un simbolismo que presenta y representa en sí una condición previa para expresar la dimensión salvífica de la relación de Cristo y la Iglesia. Si el diácono, con el obispo y el presbítero, a partir de la unidad radical de los tres grados del Orden, actúa desde Cristo, cabeza y esposo de la Iglesia a favor de la Iglesia, es evidente que sólo un hombre puede representar esta relación de Cristo con la Iglesia. Y al revés es igualmente evidente que Dios sólo podía tomar su naturaleza humana de una mujer, y por ello también el género femenino tiene en el orden de la gracia –por la referencia interna de naturaleza y gracia– una importancia inconfundible, fundamental, y en modo alguno meramente accidental.

–¿Hay en realidad declaraciones doctrinales vinculantes acerca de la cuestión del diaconado femenino?

La tradición litúrgica y teológica de la Iglesia emplea un lenguaje unívoco. Se trata en este asunto de una enseñanza vinculante e irreversible de la Iglesia, que está garantizada por el magisterio ordinario y general de la Iglesia, pero que puede ser confirmada nuevamente con una mayor autoridad si se continúa presentando de modo adulterado la tradición doctrinal de la Iglesia, con el fin de forzar la evolución en una determinada dirección. Me asombra el escaso conocimiento histórico de algunos y la ausencia del sentido de la fe; si no fuera así, deberían saber que nunca se ha logrado y nunca se conseguirá poner a la Iglesia, precisamente en el ámbito central de su doctrina y liturgia, en contradicción con la Sagrada Escritura y con su propia Tradición.

–¿Qué ocurre si un obispo válidamente ordenado, fuera de la comunión de la Iglesia, ordena a una mujer como diaconisa?

De modo invisible, es decir, ante Dios, no sucede nada, pues tal ordenación es inválida. Visiblemente, es decir, en la Iglesia, sí sucede algo, pues un obispo católico que lleva a cabo una ordenación irregular incurre en la pena de excomunión.

–¿Podría el Papa decidir que, en el futuro, las mujeres recibieran el diaconado?

El Papa, al contrario de lo que piensan muchos, no es el dueño de la Iglesia o el soberano absoluto de su doctrina.. A él sólo le está confiada la tutela de la Revelación y de su interpretación auténtica. Teniendo en consideración la fe de la Iglesia, que se expresa en su práctica dogmática y litúrgica, es del todo imposible que el Papa intervenga en la sustancia de los sacramentos, a la que pertenece de modo esencial la cuestión del sujeto receptor legítimo del sacramento del Orden.

–¿Están excluidas las mujeres por completo de la participación en los servicios eclesiales? ¿No hay lugar para las mujeres en la Iglesia?

Si dejamos a un lado una reducción clerical de la Iglesia, la pregunta no se plantea ya de este modo. La Iglesia, en sus procesos vitales y en su servicio al hombre, es una corresponsabilidad esencial de todos los cristianos, precisamente también de los laicos; en muchos países no podemos quejarnos actualmente de un exceso de apostolado activo de los laicos. Pensemos en el dramático retroceso de las Órdenes y comunidades religiosas femeninas, sin las que la Iglesia no hubiera enraizado nunca en las diferentes naciones y culturas. En los ministerios específicos de Derecho canónico y humano, a los que pueden ser también llamados los laicos a colaborar junto con la jerarquía, es decir, obispo, presbítero y diácono, las mujeres desempeñan servicios importantes para la Iglesia, y que también para ellas mismas son satisfactorios desde el punto de vista humano y espiritual. Lo que hoy en día llevan a cabo las mujeres como profesoras de Religión, profesoras de Teología, agentes de pastoral, y también las actividades no retribuidas en las comunidades, va mucho más allá de lo que hacían las diaconisas de la Iglesia primitiva. El restablecimiento del antiguo ministerio de las diaconisas sería únicamente un anacronismo divertido. Por el contrario, el Concilio ha marcado las directrices del futuro de la colaboración de los laicos en el capítulo 4 de la Constitución «Lumen gentium», por desgracia poco estudiado.

 

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17 comentarios

Acorde con 2000 años
Muy claro y contundente
12/05/16 7:23 PM
Juan Carlos Perez
El Papa dijo si, su subalterno dice no y los amigos cercanos del Papa si y otro que se dice amigo dice no, como dice otro comentario que dificil es ser catolico hoy dia con este Papado.
12/05/16 7:25 PM
marcela de Argentina
Me duele muchisimo que nuestro Santo PAdre, argentino él, sea el que pone en la palestra, como para ser consultado, los sacramentos de nuestra amada Iglesia. En el Año de la Misericordia, llamo a misericordia a mi triste corazon para que tambien perdone a este sacerdote suyo, con ideas de izquierdas, que está provocando tantos escandalos. Que el Espiritu Santo lo guie, y proteja a su Santa Iglesia.
12/05/16 7:36 PM
Hermenegildo
Desgraciadamente, como dice hoy Sandro Magister en "Chiesa", "marginal e irrelevante es ya el papel del prefecto de la congregación para la doctrina de la fe" en el pontificado de Francisco.
12/05/16 7:39 PM
Manolo
El papa debió meterse a mago, es experto en hacer humo...generador de confusión.
12/05/16 7:44 PM
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
"–¿Qué ocurre si un obispo válidamente ordenado, fuera de la comunión de la Iglesia, ordena a una mujer como diaconisa?
De modo invisible, es decir, ante Dios, no sucede nada, pues tal ordenación es inválida. Visiblemente, es decir, en la Iglesia, sí sucede algo, pues un obispo católico que lleva a cabo una ordenación irregular incurre en la PENA DE EXCOMUNIÓN".
QUE LES QUEDE CLARO.

"–¿Podría el Papa decidir que, en el futuro, las mujeres recibieran el diaconado?
El Papa, al contrario de lo que piensan muchos, no es el dueño de la Iglesia o el soberano absoluto de su doctrina.. A él sólo le está confiada la tutela de la Revelación y de su interpretación auténtica. Teniendo en consideración la fe de la Iglesia, que se expresa en su práctica dogmática y litúrgica, ES DEL TODO IMPOSIBLE que el Papa intervenga en la sustancia de los sacramentos, a la que pertenece de modo esencial la cuestión del sujeto receptor legítimo del sacramento del Orden".
Y LAS MUJERES QUE QUERÍAN SER ORDENADAS DIACONISAS A SERVIR A LA IGLESIA EN ALEPO (SIRIA) JUNTO A LA HNA. GUADALUPE. ES ALLÍ DONDE HACEN FALTA.
12/05/16 7:51 PM
JOSÉ IGNACIO
Juan Carlos.
Pues yo diría, que cada vez vamos más a la fuente -El Evangelio, la necesidad de oración (también,por las intenciones del Sucesor de Pedro), la devoción a María, la Liturgia bien celebrada, etc. los Sacramentos, como aprendimos-, y acertamos más, a separar el grano de la paja; el Señor, parece que duerme. "Nada te turbe, nada te espante..."
12/05/16 7:53 PM
Manolo
Menos mal que alguien habla claro y rectamente en la ICAR, además de Burke y algún otro de los que tienen oportunidad de salir en los mass media mundiales.
12/05/16 8:58 PM
Noticias de Fondo
Esto fue hace 15 años. Ahora, desde su función, ¿qué opinará ante la constitución de la comisión? Ya sabemos por los dos sínodos que si el Papa crea la comisión es para que de esta salga una novedad y la misma es crear un diaconado femenino. Así como en Amoris Laetitia separa la doctrina de la praxis, el Papa algo ya tiene definido y crea la comisión pour la galerie.
12/05/16 9:01 PM
pacomio
María Auxilium cristianorum ORA PRO NOBIS
María Auxiliadora, SALVA A LA IGLESIA.
12/05/16 9:30 PM
Trabucaire
Eminencia, su figura cada vez se agiganta más. Gracias por confirmarnos en la Fe, cosa que no hsce quien debiera.
12/05/16 9:54 PM
Yeison Cano R. (Colombia)
Mil gracias Juanjo por la aclaración, muy apropiada para estos momentos de gran confusión.

Analizando bien los hechos pienso que Francisco abrió la puerta, desde que introdujo por decreto la participacion de la mujeres en el rito para la celebración del lavatorio de los pies; lo cual es un hecho totalmente modernista.
12/05/16 10:11 PM
raul peralta
Asicomo hay diaconos que por su condicion de estar casado pueden llegar a ser Diaconos, sin mayores estudios de Seminario ..pienso que las mujeres tambien pueden llegar a ser Diaconizas...A mi parece que el Prefecto de la Fe se refiere al Diaconado antes de la Ordenacion Sacerdotal que reciben los Seminaristas..mas hay muchos por no decir miles que no tienen mayores estudios y son Diaconos en nuestra Iglesia y que nunca llegaran al Sacerdocio..entonces no entiendo la razon por la que las mujeres no podrian ocupar un puesto igual en nuestra iglesia
12/05/16 11:04 PM
Kevin
Es muy triste los comentarios negativos, deben de revisar un poco la Historia de la Iglesia, lo que el Papa ha dicho es que pide un estudio de la Historia de la Iglesia, ya que en las primeras comunidades cristianas habían diaconisas!!!!
12/05/16 11:25 PM
Beatriz Amparo García Sánchez
Ojalá fuera posible que nuestro Papa Emérito Benedicto XVI nos iluminara en este tema tan escabroso, él sí es muy clarificador, pues le llama al pan pan y al vino vino. Desafortunadamente, muy probablemente sin mala intención, nuestro Papa actual a veces habla de una manera muy ambigua que da lugar a confusiones.
13/05/16 1:03 AM
Rodrigo Guerra
Es verdad que durante el siglo IV se desarrolló un rito que significaba el inicio de la función de diaconisa. A pesar de que en este rito se les imponía la estola, como a los diáconos varones, el Concilio de Nicea (También en el siglo IV) dejó en claro que no pertenecían al estado clerical, sino que seguían siendo laicas. Por lo tanto, no aspiraban al sacerdocio como los diáconos varones.

En Siria, el impulso hacia la creación de las diaconisas brotaba de la misma presión social: los hombres no podían presentarse en las casas de las mujeres para asistirlas; había además que guardar la modestia en el bautismo, que se hacía por inmersión y estando desnudos los bautizandos.

En la Didascalia, un texto cristiano del siglo III escrito en siriaco, se establece que las diaconisas debían tener entre 50 y 60 años.

La práctica del bautizo de niños hizo que las diaconisas sean cada vez menos requeridas en la Iglesia y poco a poco desaparecieron. En nuestros tiempos no hay necesidad de revivir la función de diaconisa.
13/05/16 4:03 AM
Charo
Kevin, entérese de cual era la labor de las diaconisas en los primeros siglos de la Iglesia. Hoy día ese trabajo lo realizan monjas, e incluso seglares.
13/05/16 1:53 PM

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