(Agencias/InfoCatólica) El cardenal lamentó que haya «tantos jóvenes o adultos» que crezcan «sin conocer la palabra, tal vez porque sus padres los abandonaron o no tenían el conocimiento de la fe y no pudieron inculcarles el amor de Dios, el respeto a la vida, la dignidad de toda persona humana».
«Honduras», añadió, «tiene que cambiar, no podemos seguir con esta hemorragia permanente, de asesinatos cada día, un pueblo que se mata a sí mismo no puede ser, todos somos hijos del mismo padre, todos somos hermanos y por consiguiente, no podemos caer».
El prelado aseguró que ninguna vida sobra y que se tiene que llevar la palabra de Dios a aquellos que nunca la han oído. «Si ese mensaje llegara a cada hondureño, no tendríamos sicarios, ni asesinos», sentenció.