(EP) En este sentido, ha precisado que el acceso a las redes sociales lleva consigo una responsabilidad por el otro, que no se ve pero que es real, y que hay que respetar la dignidad. «La red, bien utilizada, puede hacer crecer una sociedad sana y abierta a la puesta en común», ha incidido.
Por todo ello, ha advertido de que no es «la tecnología» la que determina si la comunicación es «auténtica o no», sino el corazón del hombre y su capacidad «para usar bien los medios a su disposición». «El entorno digital es una plaza, un lugar de encuentro, donde se puede acariciar o herir, tener una provechosa discusión o un linchamiento moral», ha advertido.
En este sentido, ha recalcado que sólo las palabras pronunciadas con amor y acompañadas de mansedumbre y misericordia tocan los corazones de quienes son pecadores, entre los que se ha incluido. «Palabras y gestos duros y moralistas corren el riesgo de hundir más a quienes querríamos conducir a la conversión y a la libertad, reforzando su sentido de negación y de defensa», ha enfatizado.
El Santo Padre ha incidido en la necesidad de que «las palabras y las acciones sean apropiadas para salir de los círculos viciosos de las condenas y las venganzas, que siguen enmarañando a individuos y naciones, y que llevan a expresarse con mensajes de odio». «La palabra del cristiano, sin embargo, se propone hacer crecer la comunión e, incluso cuando debe condenar con firmeza el mal, trata de no romper nunca la relación y la comunicación», ha agregado.
Sin orgullo soberbio
El Papa ha pedido que el modo de comunicar nunca exprese «el orgullo soberbio del triunfo sobre el enemigo», ni humille «a quienes la mentalidad del mundo considera perdedores y material de desecho» al tiempo que ha reclamado un estilo comunicativo que «supere la lógica que separa netamente los pecadores de los justos». «Nosotros podemos y debemos juzgar situaciones de pecado –violencia, corrupción, explotación, etc.–, pero no podemos juzgar a las personas, porque sólo Dios puede leer en profundidad sus corazones», ha resuelto.
El Pontífice, que ha señalado que la misericordia puede ayudar a «mitigar las adversidades de la vida y a ofrecer calor a quienes han conocido sólo la frialdad del juicio», ha instado a los líderes políticos a estar «atentos al modo de expresarse cuando se refieren a quien piensa o actúa de forma distinta, o a quienes han cometido errores».
«Es fácil ceder a la tentación de aprovechar estas situaciones y alimentar de ese modolas llamas de la desconfianza, del miedo, del odio. Se necesita, sin embargo, valentía para orientar a las personas hacia procesos de reconciliación. Y es precisamente esa audacia positiva y creativa la que ofrece verdaderas soluciones a antiguos conflictos así como la oportunidad de realizar una paz duradera», ha explicado.
Para el Papa, la comunicación tiene el «poder de crear puentes, de favorecer el encuentro y la inclusión, enriqueciendo de este modo la sociedad». En este sentido, ha destacado la belleza de «ver personas que se afanan en elegir con cuidado las palabras y los gestos para superar las incomprensiones, curar la memoria herida y construir paz y armonía».
Asimismo, ha invitado a descubrir «el poder de la misericordia para sanar las relaciones dañadas y de volver a llevar paz y armonía a las familias y a las comunidades». Por ello, ha pedido que el lenguaje de la política y de la diplomacia «se deje inspirar por la misericordia, que nunca da nada por perdido». «Nuestra tarea es amonestar a quien se equivoca, denunciando la maldad y la injusticia de ciertos comportamientos, con el fin de liberar a las víctimas y de levantar al caído», ha agregado.