(Life Site News) El cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Berlín y uno de los principales asesores del papa Francisco, ha dicho que tal actividad debe ser juzgada de acuerdo a un «contexto vivido», y que dichas personas deben tener la posibilidad de recibir la Santa Comunión.
El cardenal Arinze, sin embargo, le dijo a LifeSiteNews en una entrevista:
«Los Diez Mandamientos nos han sido dados por Dios. ¿Tenemos alguna autoridad para decir que es irreal esperar que la gente guarde los Mandamientos? No sólo ya el Sexto y el Noveno, también el Quinto (que concierne al aborto y la matanza de personas inocentes, por ej.) o el Séptimo (que prohíbe robar, aunque sean pequeñas sumas de dinero)»
El cardenal, Prefecto Emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, añadió:
«No podemos seguir el razonamiento de que (la abstención sexual para divorciados vueltos a casar) es irreal. Pueden decir que no es fácil, lo acepto. Cristo nunca nos prometió que sería fácil seguirle. Él dijo que los que quisieran ser sus discípulos debían tomar su cruz diariamente y seguirle».
La semana pasada, el cardenal Marx dijo a obispos de todo el mundo reunidos en el Sínodo sobre la Familia, en Roma, que «debemos considerar seriamente» admitir al sacramento de la Santa Comunión a los católicos civilmente divorciados y vueltos a casar que han decidido vivir un nuevo matrimonio «canónicamente válido».
En su discurso sostuvo que «no sólo se trata de que el consejo de abstenerse del acto sexual en una nueva relación les parezca irreal a muchos. También es cuestionable que las relaciones sexuales puedan ser juzgadas independientemente del contexto vivido». LifeSiteNews le solicitó al Cardenal Francis Arinze que respondiera a esta afirmación, sin revelarle su autor.
Arinze sostuvo que «esta posición busca en última instancia permitir a la gente que rechace las leyes de Dios directamente. Si podemos decir a los divorciados vueltos a casar que no deben seguir el mandamiento concerniente a no cometer adulterio, entonces ¿qué nos impide decir al resto de las personas que ya no deben respetar los restantes?»
El cardenal africano agregó que «de esa manera, puedes también decirle al oficinista cuya secretaria es una bella señorita que (si se sienten atraídos) es irrazonable pedirles que se mantengan castos. Igualmente, sería irreal solicitarle a la gente que sea honesta cuando tenga la ocasión de apropiarse de dinero del gobierno o de la propiedad ajena».
«Si dices que no podemos esperar que las personas sean castas, que se abstengan de las relaciones sexuales, en esas situaciones (divorcio civil y nuevo matrimonio) entonces estás desafiando la enseñanza fundamental que dice que las relaciones sexuales sólo son admisibles entre una mujer y un varón dentro de un matrimonio válido, que entre otras dos personas es incorrecto, sean estas heterosexuales u homosexuales. Es incorrecto porque va en contra del orden establecido por Dios, el Creador».
El cardenal Arinze dijo que la posición católica sobre el matrimonio y sobre la norma moral que prohíbe el adulterio no es una invención humana susceptible de enmienda, si no que se trata de una «Ley Divina» cuyo autor es Dios y por lo tanto no puede ser alterada.
«No puedes decir que existe alguna situación que Cristo no haya podido prever. Tampoco puedes decirnos que eres más sabio que Cristo y que puedes cambiar lo que Él dijo. En ese caso te preguntaremos ¿Quién te crees que eres? ¿Te crees más grande que Cristo?» dijo el purpurado africano.
Arinze mantuvo que nadie, ni siquiera el Papa, tiene el poder de cambiar la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y el adulterio.
«El matrimonio no es una invención humana. Dios creó a Adán y dijo no es bueno que el hombre esté solo, entonces creó a Eva. El primer hombre y la primera mujer fueron creados por Dios, lo que implica que el matrimonio también proviene de sus manos creadoras. No es el Papa quien lo inventó de esta forma, no fueron las Naciones Unidas, ni tampoco el parlamento de ninguna nación (por más fuerte que ésta pudiera ser). Esto implica que nadie tiene el derecho, ni el poder, para reinventar el matrimonio».
Católicos divorciados y vueltos a casar están viviendo en pecado
Arinze dijo que aquellos católicos que están divorciados civilmente y vueltos a casar se encuentran «técnicamente en una situación de pecado, aunque sus consciencias los excusen».
«Existe una cosa llamada situación de pecado mortal. El pecado mortal es el total alejamiento de Dios. Es algo terrible. Puede darse en referencia a cualquiera de los Mandamientos, no sólo al sexto y al noveno» .Mantuvo el nigeriano. Además agregó que alguien que se encuentra en situación de pecado mortal no es merecedor de recibir a Jesús en la Santa Comunión.
«En ese caso, es la persona quién se descalifica a sí misma para recibir la Santa Comunión por mantenerse en estado de pecado mortal. El catecumenado más simple indica que la primera condición para poder comulgar de manera fructífera es la de estar en Estado de Gracia».
«Si la persona se encuentra en situación de pecado mortal y recibe la Sagrada Comunión, ciertamente recibe a Cristo, pero ninguna gracia… Y no sólo no recibe ninguna gracia, sino que la persona comete sacrilegio además de todos los otros pecados que ya había cometido».
«Ese es el caso en el cual San Pablo dice que la persona se examine; aquel que recibe inmerecidamente recibe el juicio en su contra. Eso es bastante severo». dijo Arinze.
Saliendo del pecado
El prelado dijo que recibir a Jesús en la Sagrada Comunión cuando se está en estado de pecado mortal nunca puede ser una ayuda para que la persona salga del pecado.
«Para salir del pecado el sacramento necesario es la Penitencia, aquel que conocemos popularmente como Confesión. Vas con el sacerdote, aceptas haber hecho mal, dices que fue por tu culpa y que estás determinado a cambiar, con la Gracia de Dios. Entonces recibes el perdón de Dios. Eso es lo que ayuda».
«Pero si una persona se encuentra en pecado mortal y no tiene ninguna intención de abandonar esa situación, entonces recibir la Sagrada Comunión no ayuda a esa persona a ser mejor, porque el sacrilegio que comete se ve agregado a la suma de pecados que ya poseía anteriormente», dijo Arinze.
El cardenal dijo que vivir la Fe Católica auténticamente no se trata de «nuestra apariencia frente a otras personas» sino de «lo que Dios piense de nosotros».
«Todo lo que hemos dicho es acerca de lo bueno y lo malo objetivamente» nos dijo, y agregó que Dios, y sólo Dios, puede juzgar si una persona es culpable de los pecados que él o ella haya cometido.
«Ni siquiera un grupo de cardenales puede juzgar eso. Dios no necesita de nuestra ayuda para juzgar eso. Así que, ya ven, (en la Religión Católica) todo se trata de la honestidad y la apertura frente a Dios, no de lo que las otras personas piensen de nosotros», concluyó el cardenal Arinze.
Traducido por Santiago Tognacca, del Equipo de Traductores de InfoCatólica.