(Die Tagespost/InfoCatólica) Según el purpurado, en Alemania se debería estar muy alerta en lo que respecta a la separación entre doctrina de la fe y práctica religiosa y no olvidar la lección que nos da la historia de la Iglesia.
El cardenal invitó a ser fieles al anuncio del Evangelio y recordó que a los maestros de la fe no les está permitido adormecer a la gente en una falsa seguridad de salvación solamente para no provocar escándalo:
«No podemos engañar a las personas acerca de la sacramentalidad del matrimonio, de su indisolubilidad, de su apertura a los hijos y de la complementariedad fundamental entre ambos sexos. La ayuda pastoral no debe perder de vista la salvación eterna».
Las elucubraciones sobre una nueva concepción de la revelación en el sentido de la «realidad de la vida» fueron explícitamente rechazadas por el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe:
«No se trata de adaptar la Revelación al mundo sino de ganar el mundo para Dios».
El purpurado germano hizo estas declaraciones en el marco de la presentación de la traducción alemana del libro «Gott oder Nichts» («Dios o nada», en la versión española, N. del T.) del cardenal Robert Sarah.
Muy crítico con la Iglesia en Alemania
El cardenal criticó igualmente «el clima de pretensión de liderazgo alemán en la Iglesia Universal». A dicha pretensión habría que oponerle el alto número de apostasías, los confesionarios abandonados y los seminarios y conventos vacíos. Müller mencionó que a menudo se le pregunta de dónde saca el establishment de la llamada «iglesia alemana», con todos esos síntomas de decadencia, sus exigencias de liderazgo precisamente en cuestiones de moral sexual y de doctrina matrimonial. Solamente una «nueva evangelización persistente y llena de sinceridad y de celo apostólico» podrá contrarrestar el desenraizamiento del cristianismo en Alemania, apostilló Müller según «die Tagespost».
De cara al inminente sínodo episcopal sobre la familia el Prefecto lamentó la preocupante ceguera según la cual tanto la admisión a la comunión de los casados civilmente que todavía viven en un matrimonio canónico válido como el reconocimiento de las relaciones homosexuales serían «temas centrales de una pastoral del futuro». El cardenal afirmó literalmente:
«Se intenta por todos los medios -exégesis, historia, dogmática, psicología y sociología-, deconstruir y relativizar la doctrina católica sobre el matrimonio que se deriva del Magisterio de Jesús, con el único propósito de que la Iglesia tenga una apariencia conforme con la sociedad. Todo aquel que permanece fiel a la doctrina de la Iglesia es atacado públicamente e incluso difamado como adversario del Papa, como si el mismo Papa, junto a todos los obispos en comunión con él, no fueran testigos de la Verdad revelada, aquélla que les fue confiada para que la administraran con fidelidad, a fin de que no pudiera ser rebajada por los hombres a la medida humana»