(La Razón) Ante los movimientos populares en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, Francisco pidió «humildemente perdón», «no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América».
«En este contexto, en una visita a Latinoamérica y con un papa latinoamericano, cobra una gran fuerza de expresión y es aún más importante», explicó el portavoz vaticano, Federico Lombardi.
«Aquí quiero detenerme en un tema importante. Porque alguno podrá decir, con derecho, que cuando el papa habla del colonialismo se olvida de ciertas acciones de la Iglesia», dijo el papa en su discurso en el segundo día de visita a este país.
Y afirmó «con pesar», que «se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios».
Francisco recordó que ya lo reconocieron tanto sus antecesores como la Conferencia Episcopal de América Latina y citó las palabras de Juan Pablo II, quien pidió «que la Iglesia se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos».
Una declaración que arrancó un fuerte aplauso de los cerca 3.000 miembros de los movimientos populares a quienes hoy se dirigió el papa.
No es la primera vez, como dijo Francisco, que un papa pide perdón por el periodo colonial, pero las declaraciones del papa argentino fueron hoy de extraordinaria contundencia.
En 1999, San Juan Pablo II en Santo Domingo el 13 de octubre de 1992, pidió perdón a las poblaciones americanas por la injusticias cometidas contra sus antepasados.
Y Benedicto XVI tras su viaje a Brasil en 2007, donde fue duramente criticado en Latinoamérica por no mencionar el periodo de la colonización, aprovechó una audiencia para señalar que «no se puede ignorar las sombras que acompañaron la evangelización del continente latinoamericano» y el «sufrimiento y las injusticias infligidos por los colonizadores a las poblaciones indígenas».
Pero por otra parte, «para ser justos», agregó, también pidió que que se acuerden de los obispos, sacerdotes y laicos que predicaron «la buena noticia de Jesús con coraje y mansedumbre, respeto y en paz».
Fue el discurso más amplio de este viaje a Latinoamérica que ha tocado Ecuador y en el que mañana irá a Paraguay. Fueron 55 minutos en el que el perdón fue sólo un pasaje de un texto dedicado a la necesidad de un cambio del sistema actual.
Un discurso de la doctrina social de la Iglesia y de la revolución del amor que predica Francisco, explicó el portavoz vaticano.
«Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos. Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra como decía San Francisco», sentenció.
«¿Reconocemos que las cosas no andan bien en un mundo donde hay tantos campesinos sin tierra, tantas familias sin techo, tantos trabajadores sin derechos, tantas personas heridas en su dignidad?», se interrogó el papa.
Entonces, clamó: «¡Digámoslo sin miedo: necesitamos y queremos un cambio!. E indicó «muchos esperan un cambio que los libere de esa tristeza individualista que esclaviza».
La jornada del que fue el segundo día en Bolivia se abrió con una multitudinaria misa en el parque de Cristo Redentor, donde el papa ante cientos de miles de personas pidió que se acabe «el descarte».
Frente a tantas situaciones de hambre en el mundo podemos decir: «No nos dan los números, no nos cierran las cuentas». Es imposible enfrentar estas situaciones, pero entonces la desesperación termina ganándonos el corazón», lamentó.
El papa Francisco visitará mañana la cárcel boliviana de Palmasola para concluir su estadía de tres días en Bolivia desde donde partirá a Paraguay, en la última parada de su gira latinoamericana.