(Iglesia Actualidad) En su catequesis ante los jóvenes, el titular de la archidiócesis de Valencia aseguró que «sin sacerdotes no es posible la renovación de la humanidad», algo que urge dado que «el mundo está envejecido, no porque la media de edad suba, sino porque estamos haciendo un mundo viejo, de pecado, de división, de egoísmo, en el que no cuenta la persona».
En este sentido, subrayó el purpurado que «nuestra sociedad está especialmente indigente de Dios, no hay mayor pobreza que no tener a Dios» y, recordó las palabras de Santa Teresa de «que quien a Dios tiene nada le falta», añadiendo que, sin embargo, «quien no tiene a Dios le falta todo».
En un momento de su catequesis, el cardenal Antonio Cañizares se refirió a las imágenes de «la terrible la tragedia de Nepal, ese terremoto que ha destruido tantas vidas y destrozado tantos hogares» y advirtió que «por allí no se mostraba ningún signo de la presencia consoladora de sacerdotes y misioneros, que tanta falta hacían». De igual manera, en la catástrofe aérea de los Alpes, «aparecían psicólogos como lo más importante –nada tengo contra ellos sino, más bien, lo contrario-, pero no había sacerdotes o religiosas que atendiesen lo que necesitaban allí tantas personas».
Por ello, «ante un mundo que niega u olvida a Dios, en el que todo se compra, se vende y se valora por la eficacia, necesitamos hombres y mujeres que muestren al mundo el don de la gratuidad de Dios», destacó el purpurado, que precisó que «la vocación al sacerdocio, a la vida consagrada, a la acción misionera es vocación a la gratuidad».
De igual modo, «necesitamos hombres y mujeres que vayan a llevar el evangelio de la paz a países abrasados literalmente por la violencia, y ante los que nosotros aquí, seguimos tan tranquilitos, sentados ante el televisor, sin conmovernos realmente en las entrañas más profundas», añadió el Cardenal.
Más adelante, el Cardenal reflejó en sus palabras cómo «algunos dicen que la falta de sacerdotes ‘es una señal de Dios´, y que ‘si hay pocos sacerdotes es para que los seglares sean mayores de edad en la Iglesia´». A ello replicó el purpurado que «eso es una tontería, sin sacerdotes no hay Iglesia, no hay laicado, no hay testigos cercanos del Evangelio».
«Rogad, pues al dueño de la mies que envíe obreros a su mies, mejor aún si sois vosotros, para que el mundo deje de caminar en tinieblas», concluyó el Cardenal.