(Aica) Es un hecho, dijo, que las personas que están casadas son cada vez menos, que aumenta el número de separaciones, mientras que disminuye el número de niños y explicó la dificultad que tienen los esposos «para mantenerse juntos - tanto como pareja y como familia».
El Papa se refirió a las bodas de Caná, en las que «¡Jesús no sólo participó en ese matrimonio, sino que “salvó la fiesta” con el milagro del vino!». De esta manera, el Papa remarcó que Jesús hizo su primer milagro en la celebración de un matrimonio. «Fue un gesto de gran simpatía por la familia que nace, solicitado por la premura maternal de María».
Al enumerar las dificultades que enfrenta el matrimonio en nuestros días el Papa constató que «junto a otras causas, hay un miedo a equivocarse y fracasar que impide confiar en la gracia que Cristo ha prometido a la unión conyugal».
Matrimonio, fuente de paz y de bien
«El matrimonio consagrado por Dios protege esa unión entre el hombre y la mujer que el mismo Dios ha bendecido desde la creación del mundo, y que es fuente de paz y de bien para las personas y para la sociedad», afirmó.
«Los esposos que se casan en el Señor se transforman así en un signo eficaz del amor de Dios en el mundo -aseguró-. El mejor modo de mostrar al mundo de hoy la belleza y la bondad del matrimonio es el testimonio de vida de los mismos esposos y de la familia».
El Papa invocó la intercesión de la Virgen María por los esposos, especialmente por los que pasan por dificultades, para que vivan su matrimonio como un signo eficaz del amor de Dios.