(Claves para un mundo mejor) «Esta expresión que acabo de pronunciar asusta un poco. Digo ocasión próxima de pecado porque uno se mete en eso, participa y hay más posibilidad de hacer alguna macana», advirtió en su reflexión en el programa Claves para un Mundo Mejor.
«Yo escuchaba a chicos y chicas buenísimos que se confesaban, pero sin embargo destacaban que cuando iban al boliche se convertían en otras personas. Hay una especie de moda que presiona sobre los chicos, especialmente sobre los adolescentes, cada vez más temprano», agregó.
Responsabilidad de los padres
El prelado recomendó a «los padres, los padres cristianos especialmente, tienen que cuidar a sus hijos, hablarles con claridad acerca de las cosas fundamentales porque lo que yo veo en esa agitación y, a veces, excitación del boliche, es que se pierde el sentido de la vida, hay un vacío fenomenal allí. Entonces, esos chicos se convierten en otra cosa, en otra persona».
Asimismo, dijo que eso le recordaba «una frase de Freud que decía que detrás del placer se agazapa siempre el peligro de la muerte, el sentido de la muerte, la atracción de la muerte. Y fíjense las cosas que ocurren, como las riñas a la salida de los boliches todo el tiempo y a veces hasta empiezan dentro también».
Pérdida de la inocencia
«Muchas veces chicos inocentes pierden la inocencia, conozco casos en que terminan fumando un cigarrito de marihuana además de pasarse con la cerveza. ¿Ustedes creen que esas cosas no dejan huella? ¿Cómo no va a dejar huella? ¿Cómo se va formando la personalidad de esos chicos? ¿Cómo ellos pueden ir como plasmando un sentido de la vida? Parece que esa felicidad pasa inmediatamente y no queda nada, es una felicidad momentánea», comentó.
Monseñor Aguer consideró que aún dejando «entre paréntesis el problema moral, aquí hay un problema humano, de formación del varón y de la mujer. Esas experiencias tempranas, no se engañen, dejan huellas, huellas malas, y nosotros tenemos que cuidar a esta generación, los padres tienen que cuidar a esta generación porque de esto depende el futuro del país y de la sociedad».
«Los padres tienen que explicarles muy bien de qué se trata porque hay miles de maneras de divertirse y de divertirse bien, de reunirse con amigos, de bailar en las casas, o tantas otras cosas. ¿Les parece que estoy diciendo una antigualla? Pues no lo creo, en cambio creo que estoy adelantándome al futuro, estoy adelantándome a lo que puede ocurrir. Yo no lo veré, pero quisiera ver que pasará dentro de 20 o 25 años. Les dejo esto para que ustedes piensen, pero también les digo que no piensen mal de mí, no soy un troglodita», concluyó.