(Cruxnow/Infocatólica) «Tenemos que parar esta especie de genocidio», dijo el arzobispo italiano Silvano Tomasi, representante del Vaticano en Ginebra. «De lo contrario, en el futuro nos preguntaremos por qué no hicimos nada, por qué permitimos que una tragedia tan terrible sucediera».
Monseñor Tomasi afirmó que cualquier coalición anti-ISIS tiene que incluir a los estados musulmanes de Oriente Medio y no puede constituir simplemente una «iniciativa occidental». También dijo que debería desarrollarse bajo la égida de las Naciones Unidas.
La petición de que se use la fuerza es sorprendente, dado que el Vaticano tradicionalmente se ha opuesto a las intervenciones militares en Oriente Medio, incluidas las dos guerras del Golfo lideradas por Estados Unidos. Se basa, sin embargo, en los comentarios del Papa Francisco que consideraban que el uso de la fuerza es «legítimo [...] para detener a un agresor injusto».
El representante vaticano hizo estas afirmaciones en una entrevista con el informativo Crux el mismo día que presentó al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra una declaración titulada «Apoyo a los Derechos Humanos de los cristianos y otras comunidades, especialmente en Oriente Medio», elaborada conjuntamente con la Federación de Rusia y el Líbano. La declaración ha reunido a casi 70 naciones como firmantes, entre ellas Estados Unidos.
Monseñor Tomasi señaló a Crux que, como primer paso, espera que la declaración galvanice naciones de todo el mundo, de modo que proporcionen ayuda humanitaria a los cristianos y otros grupos que sufren a manos de ISIS, «para que puedan sobrevivir y defender sus propios derechos». Además de eso, según Monseñor Tomasi, la crisis requiere «una protección más coordinada, incluido el uso de la fuerza para detener a un agresor». «A las Naciones Unidas y sus Estados miembros, especialmente el Consejo de Seguridad, les corresponderá determinar la forma exacta de la intervención que se necesita», dijo, «pero está claro que hay cierta responsabilidad [de actuar]».
El arzobispo aplaudió la iniciativa de Francia de convocar una reunión especial del Consejo de Seguridad a finales de este mes para discutir la situación de los cristianos en Oriente Medio. Se cree que miles de cristianos han sido asesinados en diversas partes de Oriente Medio, principalmente en Irak y Siria, desde el estallido de la guerra civil de Siria en 2011 y el establecimiento de un «Califato» liderado por ISIS. Cientos de miles de cristianos y otros grupos minoritarios han sido enviados al exilio.
Para que sea eficaz, según Monseñor Tomasi, una coalición anti-ISIS debería incluir a «los países más directamente involucrados en Oriente Medio», es decir los Estados musulmanes de la región. «Lo que se necesita es una coalición coordinada y bien pensada, con objeto de hacer todo lo posible para lograr una solución política sin violencia», explicó, «pero si eso no es posible, entonces será necesario usar la fuerza».
El arzobispo afirmó que este tipo de acción militar internacional en defensa de las minorías asediadas constituye «una doctrina que se ha desarrollado tanto en las Naciones Unidas como en la doctrina social de la Iglesia Católica».
La declaración conjunta del 13 de marzo sobre los cristianos y otras minorías en Oriente Medio fue, según Monseñor Tomasi, una novedad en las Naciones Unidas, ya que es la primera vez que la situación de los cristianos ha sido tratada específicamente en el Consejo de Derechos Humanos. Explicó que la declaración fue una iniciativa de Rusia, que tradicionalmente se ve a sí misma como protectora de los cristianos ortodoxos en Oriente Medio. El Líbano fue invitado a participar porque es un país de Oriente Medio, donde los cristianos siempre han prosperado junto a sus vecinos musulmanes.
Más allá de la geopolítica, Monseñor Tomasi también ofreció algunas reflexiones sobre lo que pueden hacer los cristianos de todo el mundo puede para apoyar a sus hermanos en la fe en Oriente Medio. «En primer lugar, es importante orar y practicar una comunión espiritual con estas personas», dijo. «En segundo lugar, se puede llamar la atención sobre la situación política que convierte a estos cristianos en víctimas estructurales en sus propios países». En tercer lugar, cada persona puede ayudar a formar un clima de opinión pública que considere «la protección humanitaria y eficaz de los derechos de estas personas» como una prioridad.
El representante de la Santa Sede destacó que, desde el punto de vista del Vaticano, lo más importante no es que estas víctimas sean cristianos, sino que son seres humanos cuya vida y cuya dignidad están en peligro. «No estamos luchando a favor de los cristianos, simplemente porque sean cristianos». «Partimos de la base de que son seres humanos con los mismos derechos que los demás».
«Los cristianos, yazidis, chiítas, sunnitas o alauitas son todos seres humanos cuyos derechos merecen ser protegidos», dijo. «Los cristianos son un objetivo especial de ataques en este momento, pero queremos ayudarlos sin excluir a nadie». «Hay una dignidad humana común que todos compartimos y debe ser protegida a toda costa».