(Efe/InfoCatólica) Cada vez más políticos austríacos consideran que Arabia Saudí no puede tener un centro de diálogo en Viena y al mismo tiempo oprimir activistas de libertad de expresión en su país.
Por esa razón, la oposición y el partido socialdemócrata exigen abiertamente el cierre del centro, inaugurado en noviembre de 2012.
El asunto es objeto de un encendido debate tras conocerse que el bloguero y activista por la libertad de expresión saudí Raef Badawi sufrió la semana pasada los primeros 50 latigazos de un total de mil a los que fue condenado por haber equiparado en un artículo las diferentes religiones.
Los siguientes 50 latigazos, previstos para hoy viernes, fueron suspendidos por razones de salud, según informó la organización de derechos humanos Amnistía Internacional (AI) en un comunicado.
La sección austríaca de AI organizó hoy ayer multitudinaria protesta ante la embajada de Arabia Saudí en Viena.
Badawi se encuentra encarcelado desde mediados de 2012 y su página web fue clausurada. La Justicia saudí le acusa de haber insultado en sus artículos al islam y de haber elogiado el secularismo.
El canciller federal de Austria, el socialdemócrata Werner Faymann, exigió esta semana el cierre del KAICIID. El presidente federal, Heinz Fischer, el ministro de Exteriores, el conservador Sebastian Kurz, ambos también críticos con el centro, se mostraron más cautelosos en cuanto al cierre.
El cardenal Schönborn se opone al cierre
Un cierre, que rechaza el cardenal y arzobispo de Viena, S.E.R. Christoph Schönborn, quien considera que sería un paso «contraproducente».
Faymann pide que el ministerio de Exteriores investigue de aquí al verano las actividades del centro.
Su oficina ha dejado ya claro lo que piensa sobre KAICIID al destacar que en su opinión«no cumple la tareas y actividades que se habían acordado cuando fue fundado».
Por su parte, la oficia presidencial de Austria informó hoy de que Fischer pidió ya el pasado lunes en una reunión con el embajador saudí en Viena que el bloquero sea perdonado.
Según el presidente austríaco, el caso de Badawi «dificulta y merma las posibilidades de diálogo» y la forma de su pena es «inaceptable» e «inhumana».
Kurz, por su parte, habló hoy por teléfono con su homólogo saudí para exigir también el perdón del activista encarcelado.
Suspender la pena de los latigazos fue un «paso importante», destacó el ministro en un comunicado.
Ahora se debe conseguir que toda la pena, que incluye 10 años de cárcel y una importante multa económica, sea suspendida, concluyó Kurz, quien había criticado el KAICIID ya en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas en septiembre pasado.
El propio centro interreligioso se resiste a condenar la pena que sufre el joven bloguero saudí, de 30 años de edad y cuya mujer y tres hijos se han exiliado en Canadá.
En un comunicado emitido hoy el KAICIID destacó que sus puertas están abiertas «para todos los interesados». Asimismo, recordó que su rol es «mediar, moderar y fomentar el diálogo interreligioso».
«Cuando nosotros hacemos un llamamiento, todos deben acudir, también países que aplican la sharía (ley islámica). Por eso, nuestra imparcialidad es tan importante», señala en la nota.
El centro, cuya sede se encuentra en un histórico palacio en el centro de Viena, tiene como objetivo fomentar el diálogo entre las diferentes religiones y culturas del mundo.
En su junta directiva se encuentran representantes de las principales religiones como las diferentes ramas del cristianismo, el islam, así como el hinduismo, budismo y judaísmo.
Sus críticos consideran que el centro, financiado en gran parte por Arabia Saudí, solo busca mejorar la imagen internacional de ese país árabe, donde no existe ningún tipo de libertad de culto.
España es junto con Austria y el Vaticano uno de los patrocinadores políticos de este centro.
Financiado hasta ahora con unos 15 millones de euros por parte de Arabia Saudí, el KAICIID fue inaugurado en noviembre de 2012 en presencia de los ministros de Exteriores de los países asociados.