(InfoCatólica) En una entrevista con Michael Binyon, del periódico The Times, el Arzobispo anglicano afirmó que los grupos anglicanos en todo el mundo son «fuertes, resistentes y prosperan» y resaltó su interés por los pobres. Sin embargo, también señaló que, debido a las grandes diferencias entre unas provincias y otras, es posible que la Comunión Anglicana no pueda mantenerse unida. «Siendo realistas, creo que hay que decir que, a pesar de todos los esfuerzos, hay una posibilidad de que no podamos mantenernos juntos o no podamos estarlo durante un tiempo». Asimismo, reconoció que podía «imaginar circunstancias en las que algunas personas se separarían y luego volverían, dependiendo de lo que suceda».
Con estas frases, el prelado anglicano se refiere a la división que han causado en el anglicanismo las nuevas direcciones tomadas por los anglicanos norteamericanos (conocidos como episcopalianos), británicos y de algunos otros países desarrollados. Las provincias anglicanas más «modernas» admiten, en muchos casos, el nombramiento de mujeres obispo, la bendición de uniones homosexuales, la recepción de la comunión por parte de los no bautizados y el nombramiento de pastores y obispos con pareja homosexual. La misma Iglesia Anglicana de Inglaterra, aunque aún no acepta el matrimonio homosexual, acaba de aprobar la elección de mujeres obispo y tiene multitud de clérigos en uniones homosexuales. En contraste, las provincias anglicanas del «sur global», especialmente en África y en Asia, están diametralmente en contra de estas prácticas, que consideran contrarias a la Biblia. En consecuencia, muchas de esas provincias dejaron hace tiempo de estar en comunión con los episcopalianos norteamericanos, aunque por el momento mantienen la comunión con el Arzobispo de Canterbury.
El viaje no consiguió solucionar este problema, porque las diferencias son grandes y muy profundas. En ese sentido, Welby señaló que «lo que puedes pedir a la gente es que dialogue con aquellos con los que no está de acuerdo, sin esperar ser convencido ni convencer, sino más bien para comprender la humanidad de la otra persona y por qué llegó a tener esa opinión tan diferente».
Para Welby, la división de la Comunión Anglicana es muy posible: «No digo que sea inevitable y ni siquiera digo que haya más probabilidad de que se produzca que de lo contrario. Creo que es algo que está en el aire y sospecho que la gran mayoría de la gente se mantendrá dentro de la Comunión completamente». Sin embargo, para él esa división no sería tan importante, porque, «si estamos en desacuerdo ‘bien’, no importa tanto» (según su teoría de que la unidad proviene de reconocer que hay desacuerdos «buenos»).
En cualquier caso, considera que la Comunión Anglicana, si sigue existiendo en el futuro, será muy diferente. «Si me preguntan si la Comunión, tal como existía en los ochenta, seguirá siendo la misma dentro de treinta años, diría que con seguridad que no. Sin embargo, si me preguntan si existirá una Comunión Anglicana, respondería que es muy muy probable, pero tendrá un aspecto muy diferente. Y no sé cuál será ese aspecto».
Según afirma, antes de empezar el viaje pensaba que el papel del Arzobispo de Canterbury como primado de la Comunión Anglicana ya no tenía sentido, pero encontró que las diversas provincias pensaban lo contrario y le convencieron de que su misión era importante. Curiosamente, a la vez señala que la última prerrogativa sustancial que le quedaba al Arzobispo de Canterbury, la convocatoria periódica de los sínodos de toda la Comunión Anglicana en Lambeth, probablemente desaparecerá y será sustituida por una decisión colectiva de todos los primados anglicanos del mundo.